La cara del número dos del PSOE de Andalucía, Juan Cornejo, esta mañana en la sede del partido de la calle San Vicente de Sevilla lo decía todo. El hombre de confianza de Susana Díaz en las tareas orgánicas no podía ocultar lo que parecía un sentimiento de desolación por lo sucedido en el proceso de elaboración de las listas para las elecciones generales y municipales.

Cornejo ha dedicado muchas horas a negociar con sus interlocutores de Ferraz, entre ellos su homólogo federal José Luis Ábalos, pero el acuerdo no llegó y la dirección nacional hizo uso de la última palabra que estatutariamente le corresponde.

Dirigentes andaluces leales a Díaz están convencidos de que Sánchez "ha querido humillarnos", mientras que los cercanos a Pedro Sánchez se limitan a subrayar que la dirección andaluza se negó a seguir las indicaciones que Ferraz hizo porque –sostienen– tenía perfecto derecho a hacerlas.

Razonar los cambios

También ordenan, sin embargo, los estatutos que los cambios que Ferraz introduzca en las listas enviadas por los territorios y votadas por las bases hay que “razonarlos y justificarlos”. El sanchismo no se molestó en hacerlo –"es una vulneración de los Estatutos", dijo Cornejo– y de ahí que los ocho secretarios provinciales andaluces declinaran participar en la votación a mano alzada en el Comité Federal que aprobó las candidaturas por “unanimidad”.

Aun así, San Vicente, debilitado tras la debacle del 2-D, no quiere guerra con Ferraz. Cuando Susana Díaz dijo ayer que “tomaba nota” no había que interpretar esa expresión como una amenaza, explicaba Cornejo, que hizo un llamamiento a “dejarse la piel” para ganar.

No obstante, el secretario de Organización hizo una revelación significativa: “Hubo nombres que yo no sabía quiénes eran", dijo en referencia a algunos de los candidatos introducidos por Ferraz y que a su vez dejaban fuera nombres votados por las bases –aunque las votaciones no eran vinculantes– y afines a la dirección regional en las provincias de Sevilla, Almería, Cádiz y Córdoba. En las otras cuatro hubo acuerdo previo entre pedristas y susanistas.

Ofensiva tras las elecciones

Lo sucedido con las listas confirma que la tregua entre Madrid y Sevilla cuando Sánchez llegó a la Moncloa en junio pasado era poco más que un espejismo. En el mejor de los casos, un paréntesis.

Se da por seguro que tras el ciclo electoral que concluye el 26 de mayo, Ferraz pondrá en marcha una nueva ofensiva que los de Sánchez confían en que sea definitiva para desalojar a Díaz de la secretaría general. 

La expresidenta, desde luego, no tiene intención de arrojar la toalla, y abrir un proceso de sucesión es extremadamente problemático si quien es secretario general no se quiere marchar y además cuenta con el apoyo de la mayoría de los militantes. Sin embargo, Ferraz parece pensar que la militancia es volátil, y más en estos tiempos y más después de que el PSOE andaluz con Susana Díaz al frente perdiera la Junta de Andalucía.