El exconcejal primero del GIL y posteriormente del Partido Andalucista en Marbella Carlos Fernández, huido de España desde que se inició la investigación del caso 'Malaya'  fue detenido la pasada semana en su domicilio de Rivadavia por la Policía Federal argentina. Sobre el arresto del Fernández, once años prófugo de la justicia, circulan dos tesis. Una que se produjo tras una amplia investigación de las policías españolas y argentinas. La otra, que fue una detención pactada por el propio arrestado para volver a España y hacer vida normal tras supuestamente haber prescritos los delitos de los que se le acusa, entre ellos varios vinculados al saqueo de las arcas públicas de Marbella siendo concejal de Jesús Gil y Gil .Lo que si parece demostrado, por falso, es que el ex edil gilista se hubiera sometido a distintas operaciones plásticas en su rostro como algunos medios adelantaron.
 
Posible prescripción de los delitos
Sin duda Carlos Fernández, Hernández en Argentina, ha demostrado ser un hombre escurridizo y sagaz en su nueva vida y evitar su condenado como sí la sufrieron por el caso Malaya” el ex alcalde Julián Muñoz, Mayte Zaldívar, Isabel Pantoja, o Juan Antonio Roca entre otros muchos. También y a la espera de resolución judicial podría estar cerca de que sus delitos hubiesen prescrito legalmente ya que los delitos de cohecho, prevaricación, malversación y fraude de los que se le acusa prescriben a los 10 años.
 
¿Cómo pasó desapercibido once años?
Pero este prófugo, el “último malayo”, acusado de saqueo de las arcas públicas, ¿cómo ha pasado sus días en la localidad argentina de Rivadavia de 80.000 habitantes en la provincia de San Juan situada en el noroeste del país iberoamericano? ¿cómo ha podido llevar una vida normal sin ser percibido como un delincuente en busca y captura y que engañó a jueces y policía en 2006 diciendo que estaba en el Camino de Santiago?.
 

Lo primero que destaca es que el “último malayo” de 49 años, mantuvo su residencia y vivió con su esposa argentina en una zona de Rivadavia, a solo siete kilómetros de la capital. Allí rehabilitó su vida como coach y experto en asesoramiento político. Antes vivió durante dos años en la frontera argentina con Chile, concretamente en la provincia de Mendoza.
 
Vida normal y desahogada
En la ciudad no estaba oculto sino que hacía una vida normal y era popularmente conocido como Carlos Hernández y no Fernández. Se ofreció y trabajó como asesor político montando su propia empresa ‘Europa coaching’, dedicada al asesoramiento personal y profesional. Logró éxitos profesionales como en la campaña de elecciones municipales que aupó a la alcaldía al actual regidor de San Juan, Franco Aranda. Ello le granjeó amistades relevantes y una integración social destacada siendo muy habitual verlo en la sede del Ayuntamiento o “municipalidad”. Asimismo asesoró a empresarios y deportistas relevantes de Rivadavia. 
 
 
Casado con una periodista y ex modelo
En lo familiar también normalizó su vida al casarse con una bella y conocida periodista que antes fue modelo y con la que ha formado familia teniendo dos hijos de 4 y 6 años de edad. Con ella vivía en el momento de su detención en el domicilio de ambos. Nunca negó que fuera español pero obviamente no aclaró que fuera prófugo de la justicia sino perseguido político.

Barrio y casa de clase alta
La casa que habitaba con su familia -todos presentes en el  momento de su detención- se ubica en una zona de la clase alta de Rivadavia a escasos kilómetros del centro. Una edificación de dos plantas más garaje en un entorno de zonas ajardinadas. Allí viven familias con economías desahogadas y alto nivel. Distintas fuentes coinciden en señalar que el ritmo de vida era alto para una persona que no figura como trabajador en los censos oficiales.

Precauciones adoptadas
Aunque aparentemente llevaba una vida normal,  adoptó ciertas precauciones como cambiar su apellido, no tener carné de conducir o no figurar en la web de su empresa. Formal y documentalmente no registró ninguna ocupación laboral. En los registros oficiales argentinos figura como persona sin ocupación laboral. No tenía nada a su nombre, ni cuentas ni patrimonio. En la empresa, a pesar de dirigirla él, no está su nombre y sí el de Carla. Según su pareja Carlos Hernández le había comentado que la causa era porque si fallecía su deseo es que todo pasase a su ella.
 
Pero Fernández no vivía ni oculto ni en el anonimato. Tenía cierta exposición mediática asistiendo a programas de radio de la zona y publicaba artículos en el periódico donde su esposa trabaja su mujer. Curiosamente la casa que habitaba junto a su mujer e hijos se halla muy cerca de una comisaría de Policía.

Con presos militares golpistas argentinos
Ahora se halla entre barrotes en una prisión en la que purgan sus penas delincuentes considerados no peligrosos. Una vieja cárcel denunciada por su abandono y pocas medidas de seguridad. Fernández, ex gilista y luego concejal andalucista comparte pensión obligada junto a militares golpistas de las sanguinarias dictaduras argentinas como la de Videla. Un destino que el ex fulgurante y atrevido concejal de Jesús Gil y Gil jamás hubiera pensado que tendría.