Trump y la tropa republicana se han burlado durante meses de Joe Biden, el “viejecito miedoso” que ha obtenido 80 millones de votos haciendo la campaña “desde el sótano de su casa y escondido detrás de la mascarilla.” Aquí, en España, han sido muchos los comentaristas de la derecha y la extrema derecha que se han burlado también de la edad del presidente electo, al tiempo que “lloraban los asesinatos” en las residencias de mayores.

Una vez más y, como casi siempre, las maldades del enloquecido inquilino de la Casa Blanca y de sus secuaces más descerebrados han eclipsado en los medios las bondades y heroicidades de los protagonistas de la victoria demócrata: los miles y miles de voluntarias y voluntarios que casa por casa han convencido a millones de sus conciudadanos de las minorías latinas y de color de la necesidad de registrarse y votar, pese a las trabas de todo tipo de las autoridades republicanas de muchos estados.

Esta movilización ciudadana de los sectores más excluidos es la que, también, ha dado la mayoría del Senado al Partido Demócrata con los dos escaños conseguidos en el estado de Georgia el mismo día del asalto al Capitolio. Una proeza conseguida gracias a la perseverancia de la abogada Stacey Abrams y sus miles de activistas comunitarios en la tierra del histórico líder Martin Luther King.

Tanto Michelle Obama, en 'Mi Historia', como Barack Obama, en 'Una tierra prometida', se detienen en sus memorias en resaltar el papel decisivo del activismo comunitario en los éxitos políticos de los demócratas norteamericanos en este siglo, y esta es la lección que deben aprender los partidos progresistas en todo el planeta. 

La lucha contra la desinformación, las falsedades, las mentiras y los discursos de odio no se hace solo desde los despachos, se hace pateando las calles, llamando a miles de puertas y dando una misión a millones de personas de todas las edades que quieren un mundo más justo y menos desigual, y están dispuestas a dar su tiempo y esfuerzo por una causa noble.

Las elecciones norteamericanas de 2020 han sido un éxito histórico de participación y las escrutadas con más rigor. La grandeza de estos comicios no debe quedar empañada por los desmanes de un lunático personaje como Trump y sus escuadras de fanáticos fascistas.