Si el consejero de Salud y Familias, Jesús Aguirre, hubiera hablado desde el primer momento de la crisis alimentaria por listeria con la claridad y contundencia con que lo ha hecho, por ejemplo, el portavoz de la asociación de consumidores FACUA, Rubén Sánchez, los ciudadanos habrían corrido bastantes menos riesgos y el Gobierno andaluz se habría ahorrado más de un sofoco.

El último parte

El último parte, emitido ayer, de la Consejería que dirige Aguirre eleva a 190 las personas infectadas en Andalucía, la mayor parte de ellas en la provincia de Sevilla, que es donde Magrudis SL fabricaba y comercializaba sus productos. 

A fecha del sábado 24 de agosto, el número de pacientes ingresados en los hospitales públicos era de 82 (frente a los 99 del día anterior), ocho de ellos confirmados; de ellos, 32 eran mujeres embarazadas (31 el día anterior), y tres pacientes ingresados en UCI (4 el día anterior).

"Buenos productos"

Abusando imprudentemente de una campechanía digna de mejor causa, desde el comienzo mismo de la crisis el consejero Aguirre tuvo siempre una palabra de comprensión, y hasta de consuelo, hacia la empresa sevillana, cuyo propietario, Sandro Marín Rodríguez, publicó, por cierto, en su cuenta de Twitter –ya clausurada– un buen puñado de perlas de las que seguramente se avergonzaría el más aguerrido de los militantes de Vox.  

Magrudis es responsable de haber distribuido con su propia marca y vendido como marca blanca carne mechada y otros productos contaminados por la bacteria denominada ‘listeria monocytogenes’, uno de los microbios causantes de infecciones alimentarias "más violentos, con una tasa de mortalidad entre un 20 a 30 por ciento, más alta que casi todas las restantes toxicoinfecciones alimentarias".​

Tras detectarse el brote, Aguirre tuvo palabras de reconocimiento para la empresa Magrudis por su “colaboración” con las autoridades sanitarias, e incluso elogió sus productos. En estos términos, no precisamente reprensivos, se expresaba hace solo dos días el consejero en una entrevista al diario ABC de Sevilla:

“Muchos bares compraban directamente al proveedor (Magrudis), que ofrecía distintos productos y, además, tenían que ser buenos porque empezaron a operar en 2015 y su producción creció de forma importante. Han tenido la mala suerte de este contagio”.

Falta de higiene

El mismo viernes 23 en que se publicaban las indulgentes declaraciones de Aguirre, se conocían los resultados provisionales del informe encargado por la propia empresa y luego confirmados oficialmente: uno de los focos de la contaminación se encontraba en dos mechadoras, que son los utensilios utilizados para rellenar la carne con mechas de jamón o tocino.

Obviamente, los microbios no aparecieron porque sí en las vainas de acero de Magrudis: la causa más probable de esa presencia bacteriana es, según el dictamen del Colegio de Veterinarios de Sevilla, “la falta de higiene en el proceso productivo, lo que denota la más que probable existencia de fallos en los sistemas de autocontrol interno de la industria productora y, en especial, la más que posible ausencia de controles de listeria de acuerdo al reglamento de la Unión Europea”.

A día de hoy, concluía el comunicado, "no existen evidencias de que la carne de cerdo utilizada sea la responsable de la infección, sino más bien el proceso de manipulación que se produce tras el horneado de la carne".

La culpa es de los otros

Aunque el Gobierno andaluz ha intentado en sucesivas ocasiones culpar al Ayuntamiento de Sevilla, responsable de la inspección y de la analítica de las muestras remitidas por la Junta, lo cierto es que fue la propia empresa la que en 2017 se acogió a un sistema de autocontrol que dejaba en sus manos la vigilancia de instalaciones y procesos industriales y ampliaba a 18 meses los periodos de inspección oficial.

Presa todavía de la estrategia de oposición a los gobiernos del pasado que viene practicando el Ejecutivo andaluz desde su toma de posesión, el consejero Aguirre y también el consejero de Presidencia Elías Bendodo se apresuraron al inicio de la crisis a culpar al Ayuntamiento de Sevilla del retraso de cuatro días en decretar la alerta sanitaria porque, dijeron, el Laboratorio Municipal había confundido las dos muestras que les remitió la Junta, atribuyendo la listeria a una carne fabricada en Málaga, cuando el producto contaminado era el de Sevilla.

Parece ser...

El Ayuntamiento hispalense, gobernado por la izquierda, desmentía con rotundidad las acusaciones: “Las muestras ­–afirmaba en un comunicado oficial– llegaron al Laboratorio Municipal cerradas con precinto de plástico inviolable e identificadas por el inspector responsable de la Junta de Andalucía y se analizaron por separado, sin que en las dependencias municipales existiera confusión alguna, mezcla o contaminación entre las mismas”.

Tras difundirse los argumentos municipales, el Gobierno andaluz abandonó esa vía de echar las culpas de forma directa al Ayuntamiento socialista, aunque no la vía de insinuarlas recordando una y otra vez que la inspección alimentaria es competencia municipal y por tanto…

Palabras de ayer mismo del vicepresidente de la Junta, Juan Marín, en Almería: "Parece ser que la empresa no había sido inspeccionada por la inspección sanitaria, que le correspondería a la ciudad de Sevilla, desde hace más de dos años".

La oscura marca blanca

El hecho de que, según los indicios, Magrudis ocultara a la Junta que había vendido como marca blanca sus productos a otra empresa, que a su vez los comercializó sin citar al fabricante en su etiquetado, dejó expuesta a la población hasta varios días después de decretarse la alerta sanitaria el 15 de agosto y de asegurar la Consejería de Salud que el único producto contaminado era la carne de marca ‘La Mechá’.

De hecho, una persona se contagió por comerse en un bar un bocadillo con carne mechada distribuida como marca blanca y después de que la Junta asegurara que toda la carne contaminada había sido retirada del mercado.

La Junta de Andalucía ha denunciado ante la Fiscalía de la Audiencia de Sevilla a la empresa Comercial Martínez León para que investigue si, efectivamente, comercializó carne mechada de Magrudis reenvasándola y sin indicar cuál era el proveedor.

Largas de unos, prisas de otros

No parece, pues, que Magrudis actuara con el consejero Aguirre con la misma temeraria bonhomía con que éste lo hizo con ella: baste recordar que, si las mechadoras estaban contaminadas, todos los demás productos, y no solo la carne ‘La Mechá’, podían estar infectados de listeria; sin embargo, solo días después de la alerta inicial circunscrita a 'La Mechá' se extendió la prohibición al resto de productos de Magrudis, hasta 12 en total.

Hasta que el consejero comparezca en el Parlamento como ha exigido la oposición de izquierdas, a la que se ha sumado Vox, no se podrá determinar con precisión el alcance de la responsabilidad política del Gobierno andaluz. Hasta ahora, tanto la presidenta del Parlamento, Marta Bosquet, como los grupos de PP y Cs que sustentan al Ejecutivo han venido remoloneando ante la exigencia de la oposición.

La Diputación Permanente del Parlamento tal vez se reúna esta semana y determine por fin que se convoque una sesión extraordinaria de la Comisión de Salud y Familias, que probablemente no se celebraría hasta entrado septiembre.

Las largas andaluzas contrastan con la prisas nacionales: el pasado jueves 22, el Partido Popular y Ciudadanos registraban en el Congreso la petición de convocatoria de la Diputación Permanente para que fije una sesión extraordinaria de la Comisión de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, donde la ministra María Luisa Carcedo, comparezca "para dar cuenta sobre las actuaciones desarrolladas desde su Ministerio para controlar el brote de intoxicación alimentaria provocado por Listeria monocytogenes".

El organigrama

En el nuevo organigrama de la Consejería de Salud, a la que se le 'empotraron' las competencias de Familias para dar satisfacción a Vox, se suprimió la Secretaría General de Salud Pública y Consumo, cuyo cometido ha pasado a ser responsabilidad de una mera Dirección General. En su lugar se creó una Secretaría General de Familias.

Un ex alto cargo de anteriores gobiernos autonómicos piensa que “seguro que el consejero está echando de menos estos días ese cargo de secretario general de Salud y Consumo”.

Desde la oposición se mantiene el cerco al Gobierno, sin ovidar a su presidente, Juanma Moreno, al que reprochan haber estado "desaparecido" prácticamente durante toda la crisis, auque desplegando una agenda institucional más bien placentera: asistencia a la feria y a los toros en Málaga y visita relajada a Galicia.

PSOE y Adelante consideran que la actuación del consejero, por su parte, ha sido "desastrosa y chapucera". La alerta sanitaria, recuerdan, se decretó el 15 de agosto, pero “38 días antes ya tenían constancia del incremento de casos de listeriosis”.