La división es: tonta que no lo sabe o tonta que lo sabe.  Una es partidaria de los tontos (as) que lo saben. Se cuidan la pifia, les da regomeyo, ponen más ojo en lo que hacen. Pero ¿y si es tonta y no lo sabe? Entonces, ah, la única solución sería la dimisión urgente del consejero, que es causa de la causa del nombramiento del altocargo (cari) que tiene un amore tonta que no lo sabe que le quiere redecorar el despacho. Qué es la política sino redecorar los despachos de nuestros cuchicuchis con los impuestos.

A mi altocargo le pasa algo parecido con los directivos del banco de España. No sabe si son tontos que lo saben o son tontos que no lo saben. Así que llevamos unos días muy lucidos en barras, piscinas, sobremesas del Aljarafe y copas de tónica manchada, que es lo que uno/a se receta para no tener que pasar el hígado por el médico.

La secuencia suele ser: vecina, conciudadana, lugareña, andaluces todos, ohhhhh, ohhhh, ¿habéis visto el vídeo de la novia qué? Lo cual que un millón de afirmativos y un millón de exclamaciones dicen que sí, que hay que ver, que qué poca cabeza hay que tener para colgar eso en internet, que a las jóvenas (sic) les puede más la fama de instagram que el temor de Dios, que la que menos ha tenido sus novios con despachos y no se le ha ocurrido, salvo lo normal (esa secretaria que tienes usa faldas demasiado cortas) meter ahí las narices, menudo calzonazos. Pobre Imbroda, que creía que la política era una cancha de basket. Y así hasta que anochece.

O hasta que mi altocargo tercia para decir que le pasa lo mismo con los directivos del Banco de España. Y transcribo: cuando subieron los salarios mínimos, salieron estos tipos de decir, sin cortarse un pelo, que era una medida que podría poner en peligro la creación del empleo, dado que lo pobres empresarios se lo pensarían muy mucho antes de tener que pagar semejantes fortunas en las nóminas.

Ni una referencia al crecimiento desbocado de las grandes fortunas y la desigualdad, al fraude fiscal, al aumento descarado de los márgenes, a las piraterías financieras, a los abusos de los contratos de autónomos convertidos en niños muertos, no, lo que realmente está poniendo en peligro el crecimiento del empleo es la subida de los salarios.

Item más (aquí se viene arriba y pide otra de tónica manchada) y con pocas fechas de distancia el mismo oráculo nos recuerda con pesar que viene esta gente indigente debería ahorrar algo si no nos queremos ver de nuevo en el pozo de la crisis, con los admirables emprendedores millonarios clamando en el desierto por no poder navegar con sus yates de nuevo.

Estos disparates consecutivos, publicados con abundamiento, no han merecido más reproche que el vídeo viral de la muchacha del despacho, que es tonta y no se sabe si lo sabe. Estos tíos sí que son tontos y no lo saben. Tal vez algún progre de guardia dijo algo, tal vez nos pareció extraño que estos ejecutivos de muchos y pico mil euros al año se ganaran el sueldo a base de arrearle a los salarios mínimos como la nueva gran amenaza. Tal vez estemos anestesiados.

Lo cual que terminada la parrafada enfática de mi altocargo se suele producir un ligero silencio culpable y la gente se queda un poco  bajuna hasta que una cuyo novio fue altocarguísimo y nunca pisó el despacho de su cari remata sin compasión: lo que tú digas, pero lo de la muchacha ufana decoradora no tiene perdón.