A principios de septiembre el nuevo director general de la BBC, Tim Davie, alertó a su plantilla de que opinar públicamente no es compatible con su trabajo en la radiotelevisión pública británica: “Si quieres ser un columnista de opinión o hacer campaña partidista en las redes sociales, es una opción válida, pero no deberías estar trabajando en la BBC”. Una cuestión que levantó ampollas al chocar con la libertad de expresión individual que deben de tener los periodistas en su condición de ciudadanos libres. Davie lo que hizo fue ratificar su ubicación en un sector del debate actual en el que militan entre otros el New York Times y el Washington Post así como agencias como Associated Press o France Presse.

Más allá de la polémica recomendación de Tim Davie, el debate podría residenciarse en que no es lo mismo que un periodista de un medio público plantee una opinión sobre temas genéricos (absoluta libertad para ello) que defender con ardor de casi afiliado mensajes de un solo partido y el argumentario de una fuerza política concreta.

Tiene cierto paralelismo, con algún matiz diferenciador, con otras latitudes y medios más allá del británico. En realidad ocurre que existe una lucha abierta con el gabinete de Boris Johnson que pone en duda las informaciones de la BBC en temas como la mala gestión del Covid, el Brexit o los problemas de credibilidad de premier británico. Por ello Johnson está enviando mensajes de posible asfixia a la BBC reduciendo su presupuesto ¿Les suena de algo?

En estos momentos tan polarizados políticamente, la objetividad e imparcialidad de los periodistas de un medio público no pasa por recortarles la libertad de expresión individual sino por intentar que suelten lastre de un interés partidista o más claro, que no ponerse al servicio de una agenda concreta que haga incompatibles el trabajo diario “objetivo” con otros intereses estratégicos de partido.

Con estas matizaciones y manteniendo el derecho de los periodistas a su expresión, no comparto los hábitos y costumbres, cada vez más reiterados, de la presentadora de informativos en el canal público andaluz, Mariló Montero, mostrados semanalmente en sus artículos en cabeceras andaluzas y denominados “Por montera”. Cada sábado sus columnas, salvo excepciones, están plagadas de contenidos viscerales con ataques y duras críticas siempre en el mismo sentido contra el Gobierno central y a los partidos que lo conforman, PSOE y Unidas Podemos. Nunca una crítica, ni tan siquiera tibia, para el PP o el Gobierno andaluz. Sus columnas son actos de rendimiento de pleitesía en forma de lanzas y dardos constantes a socialistas y miembros de Podemos, a Sánchez e Iglesias  y a los partidos de la moción de censura. Es más evidente que la periodista navarra ha renunciado a ser fichada por la BBC británica y, en mi opinión, ignora que es una profesional muy representativa de un ente público de todos los andaluces, de los que votan al PP y quienes votan al PSOE, de los que respaldan a Podemos o simpatizan con Ciudadanos o Vox.

Por no ser extenso, “para muestra, un botón”, representado en su penúltimo artículo de hace dos semanas. Bajo el título “Huérfanos del PSOE”, Montero afirma que “lo que interesa a Pedro Sánchez es mantenerse en la presidencia, tener un Falcon para ir a bodas bautizos, Cotos de Doñana y comuniones, y destrozar España a base de las constantes licencias otorgadas a su valedor Pablo Iglesias para hacer tumbar nuestro sistema de libertades y acabar con la democracia”. Esta concatenada ristra de venablos dialécticos son los recursos de la periodista de Informativos de Canal Sur (Televisión pública, de todos y para todos)  para justificar los acuerdos y respaldos del Gobierno para aprobar los PGE.

En otro apartado de su columna Montero opina que “mientras muere el Gobierno Frankestein -que aún estamos en pleno parto-, moriremos cada día mucho más”. Más adelante toma prestadas las palabras de José María Múgica para hacerlas suyas: “Hoy, muchos socialistas dicen amén a las mentiras de Sánchez. Defienden todo lo que miente, firma y pacta con los filoterroristas y con los independentistas”. Y cierra su artículo con una pieza de actual argumentario: “Negociar con Bildu es premiar a quien mató”.

Curioso que subtitula su pieza de esta manera: “'El pueblo le da la espalda al PSOE, ya nadie quiere oír su eterna estrofa de agua', que diría Gerardo Diego”. Alude así a los versos del Romance del Duero del poeta del gran poeta de la Generación del 27. En realidad, para ser exactos, Gerardo Diego nunca dijo esa expresión literal  “ya nadie quiere oír” sino que lo que dejó escrito fue “nadie se detiene a oír” y “ya nadie quiere atender. Por cierto, viene bien recordar ahora que a Gerardo Diego se le quiso quitar una calle y una biblioteca en Madrid alegando que era el único miembro con simpatías franquistas de su generación poética. Una barbaridad a todas luces que paró una alcaldesa, Manuela Carmena, posiblemente una bolivariana apátrida para Mariló Montero, quien calificó la propuesta como un disparate y la rechazó. Disparate de tal tamaño como eliminar los versos de Miguel Hernández del Memorial de La Almudena por parte de los ideológicamente “allegados” al discurso de la periodista de Informativos de Canal Sur.

Pero por si alguien malpensase que se ha escogido un artículo ex profeso para remarcar ese estilo antigubernamental y unilateral de crítica uniformada de Montero, dejamos aquí algunos de los subtítulos de su habitual pieza semanal. Juzguen ustedes mismo.

-¿Cómo parar a un presidente al que ya se le ha adjudicado el adjetivo de felón?

-El mal carácter y las respuestas malsonantes de Iglesias en el Senado delatan que está muy nervioso

-A Pedro Sánchez, a Pablo Iglesias, a Carmen Calvo o a María Jesús Montero el pueblo les importa poco

-Hoy Julia ha abierto la persiana, pero el Gobierno le ha dado un último disparo mortal al prohibir las rebajas

-¿Por qué el Gobierno de España se empeña en no querer contar los fallecidos por Covid-19?

-Alguna opinión docta me reconoce que se está sobrepasando lo dispuesto en el estado de alarma

-La izquierda es más extrema de lo imaginable a pesar de haberse disfrazado de una imagen maternal

- Mando Único: Ahora Podemos aprovecha para ir convirtiendo nuestro país en la Venezuela o la Grecia de sus sueños.

- Los sindicatos que han convocado la huelga no nos representan a muchos de los trabajadores de la RTVA

- Hay 307 crímenes sin resolver. A las víctimas, de ETA se les ha robado su derecho a la justicia.