Sara vivía hasta este pasado miércoles en una vivienda pública de la calle Lucero de Málaga junto a sus cuatro hijos, tres de ellos menores de edad. Esta unidad familiar, ahora de cinco miembros, se verá ampliada en un cuatrimestre ya que la mujer está embarazada de cinco meses.

El piso donde vivía es propiedad de la Junta de Andalucía y está gestionado por el Ayuntamiento de Málaga a través del Instituto Municipal de la Vivienda (IMV). Un Consistorio, el de Málaga, que tras las elecciones municipales recientes está gobernado por una coalición del Partido Popular y Ciudadanos.

Desahucio de un piso público

En esa situación resulta casi increíble, por inhumano, que se haya visto “de patitas en la calle” por una orden de desahucio a pesar de ese carácter público del piso y de ser propiedad de la Agencia de Vivienda y Rehabilitación de la Junta de Andalucía de Moreno Bonilla y tutelado por el Ayuntamiento malacitano.

Según publica en exclusiva Andalucía Información citando fuentes de activistas antidesahucios, Sara “estaba cuidando a su madrina que era quien tenía el piso”. Su madrina acogió a esta familia monoparental hace años y Sara cuidaba de esta mujer mayor cuyo deseo era dejarle la casa cuando falleciera. Pero no pudo ser. La madrina falleció y se produjo el primer intento de desahucio en diciembre. La protesta logró una prórroga hasta este fatídico 10 de julio.

300 euros limpiando portales y sin asegurar

Y no se trata de que Sara haya resistido a quedarse en la casa sino que, lejos de ello, se puso desde el primer día en el que recibió una ayuda al alquiler del IMV de 550 euros a buscar desesperadamente un nuevo piso. Pero la realidad del arrendamiento de vivienda en Málaga es muy dura pues los pisos están muy caros y además nadie le alquila a Sara una vivienda ya que carece de trabajo. Ella dice que nadie le alquila porque “no estoy asegurada” y a pesar de que “estoy trabajando limpiando portales, solo cobro 300 euros…“nadie me alquila, no tengo techo, tengo cuatro niños ¿a dónde voy yo ahora”, dice entre llantos esta madre”. Desesperada tras verse en la calle suplica una solución a su problema habitacional convertido en drama junto a sus hijos y el retoño que espera: “No encuentro solución. He estado llamando a pisos de alquiler, pero sin respuesta… no quieren alquilarme, porque no tengo un trabajo digno". 

En Málaga no hay pisos para alquilar

Y es que en una ciudad como Málaga donde apenas hay viviendas para alquilar, con un censo de pisos turísticos enormes y unos precios por las nubes, es misión imposible que Sara lo halle con 300 euros al mes limpiando portales, sin estar asegurada y con una ayuda al alquiler que mas que favorecer el arrendamiento de un inmueble parece que es un impedimento ante los propietarios que se muestras poco receptivos a aceptar este sistema.

Rueda desesperada de búsqueda de soluciones

En su desesperación Sara se ha dirigido incluso al Defensor del Pueblo, ha contactado con números asistentes sociales, ha ido en reiteradas ocasiones al IMV. A todos les ha rogado que le ayudaran puesnadie me alquila un piso” y sin embargo “no he encontrado respuesta alguna”, ha afirmado Sara. Desde el IMV le responden que tiene que incluirse “en la rueda y esperar su turno”. Matiza además que ella solo ha pedido continuar en el piso durante los meses de julio y agosto mientras encontraba otro que le alquilasen.

La solución que ofrecía el Ayuntamiento era que los hijos se fueran a casa del padre mientras que la madre se hospedara en un Albergue u hostal. Sara cree que esa oferta es imposible ya que al padre “también le van a quitar la casa al tener un problema con el banco”.

Un menor de 12 años bajando muebles

Durante el desahucio se han producido escenas dramáticas y que parecen de otra época como ver como la propia familia ha tenido que sacar todos los enseres. Es muy duro contemplar como un hijo de tan solo doce años se ve obligado a bajar cargado de un somier cuando se intentó que fueran activistas quienes ayudasen al desahucio.

En la Málaga moderna, la capital de la Costa del Sol, la innovadora y la Ciudad de los Museos, parece mentira que situaciones así sucedan. Imágenes de un niño de doce años bajando un somier de su casa con tres hermanos más y su madre embarazada puestos de “patitas en la calle” rompen el alma. El nuevo equipo de gobierno malagueño, ese que con tanta fuerza e ímpetu ha debutado, debería de aparcar inauguraciones fastuosas, hacer hueco en la agenda de fastos y dar solución a este grave problema. Sería lo justo y así sería reconocido.