Con diferencia y a gran distancia de sus homólogos de otros partidos, los dos políticos mejor pagados de cuantos han pasado por el Parlamento Andalucía desde la restauración democrática han sido Javier Arenas Bocanegra y Juan Manuel Moreno Bonilla.

Los cargos que han ocupado –diputado, senador, ministro o secretario de Estado– han sido similares a los que hayan podido ocupar políticos de otros partidos y aun del propio PP, pero Arenas y Moreno cobraron sigilosamente durante años dos buenos sueldos al vez.

Cobraron el sueldo (bastante alto para la media del país) que les pagaba el Congreso o el Senado donde ocupaban escaño y cobraron el sueldo (altísimo para esa misma media nacional) que les pagaba el PP bajo los arteros sobrenombres de ‘complemento’, ‘dietas’ o ‘gastos de representación’.

 ‘Catálogo black’

Genio y figura, durante años a esos dos sueldos, uno blanco y otro gris, Arenas añadió un tercero de color negro zaíno, según ha vuelto a reiterar el extesorero Luis Bárcenas ante la Fiscalía Anticorrupción: el que cobraba en sobres que periódicamente le eran entregados en mano y que Bárcenas iba apuntando con pulcritud en un estadillo que filtró a El País en febrero de 2013.

Según Bárcenas, completaban ese ‘catálogo black’ de privilegiados estos nombres: Mariano Rajoy, María Dolores de Cospedal, Federico Trillo, Pío García Escudero, Francisco Álvarez Cascos, Ángel Acebes, Rodrigo Rato y Jaime Ignacio del Burgo.

Justicia, dinero y amor

La historia es conocida: después de hacer bastante ruido con aquellos primeros disparos ocho años atrás, Bárcenas enfundó su arma letal confiado en la promesa del PP de que la justicia no perseguiría ni castigaría a su mujer.

El amor constante más allá de la cárcel que profesa Luis Bárcenas a Rosalía Iglesias –él la llama Rosa– no redime al extesorero pero otorga al personaje un espesor narrativo que de otro modo no tendría. Su amor incondicional no justifica su codicia, pero la eleva unos centímetros por encima del barro.

Puesto que este es un Estado de derecho, no es sorprendente que Génova no pudiera cumplir su promesa; lo sorprendente es, primero, que la hiciera y, segundo, que Bárcenas la creyera, aunque, ciertamente, el extesorero solo pudo creer la promesa de que Rosa estaría a salvo de la justicia porque el partido debió darle suficientes pruebas de que era capaz de cumplirla.

Imposible no vincular tales promesas con la tenaz resistencia del PP a perder el control del Consejo General del Poder Judicial, que nombra presidentes de tribunales que luego han de juzgar la corrupción.

Si la justicia estuviera un poco más atenta a su buen nombre, debería investigar los mimbres de aquella promesa del PP a Bárcenas, aunque es muy probable que si lo hiciera acabara sucediéndole lo que al pobre Edipo, que al intentar esclarecer quién había sido el asesino de su padre y el amante de su madre se encontró con que había sido él mismo.

225.762€ negros y 455.433 grises

De las anotaciones contables de Bárcenas, difundidas en 2013 y luego ‘olvidadas’ por el extesorero, se desprendía que Javier Arenas, secretario general del PP desde 1999 a 2003, cobró 225.762 euros en negro desde 1997 a 2004.

Además de esos 225.762 euros cobrados en sobres y que Arenas niega, más adelante, entre 2006 y 2011, el histórico líder de la derecha andaluza percibió como sobresueldo del partido 455.433 euros, que la gerencia de Génova contabilizó fiscalmente en el modelo 190 que las entidades pagadoras remiten a la Agencia Tributaria.

El dato figuraba en las cuentas que el PP se vio obligado a entregar al juez Pablo Ruz en el marco de la investigación derivada de los apuntes contables de Bárcenas.

Durante la legislatura 2008-2011, el PP complementó generosamente los ingresos de Arenas como senador por designación autonómica: en 2008, su partido le abonó 79.065 euros brutos, que subieron a 106.614 en 2009 y descendieron a 95.674 en 2010. Para ser un “complemento” no estaba nada mal.

Sueldos en sobres y sobresueldos

Las donaciones opacas de grandes empresas que obtenían contratos públicos convirtieron Génova 13 en un Potosí. Aparte de los sueldos en sobres, entre 2006 y 2011, el PP destinó 28,25 millones de euros a pagar sobresueldos a decenas de dirigentes, entre los que figuraban no solo nombres de gran relieve público.

Entre los afortunados también había burócratas profesionales del partido, como Juan Manuel Moreno Bonilla, cuyos honorarios solo empezarían a ser objeto de atención informativa a raíz de su designación dedocrática, en marzo de 2014, como presidente del PP de Andalucía.

Arenas cobraba sueldos en sobres y Moreno cobraba sobresueldos. En diez años, Moreno se embolsó más de un millón de euros, de los que 600.000 provenían del partido por los cargos orgánicos que ocupó; el resto de su sueldo era como diputado en el Congreso. Sus emolumentos de 15 años se elevaron a 1,47 millones de euros: al presidente andaluz, la política le ha permitido ascender de clase social.

Como aquellos pluriempleados de antaño cargados de hijos, entre 2004 y 2014 el hoy presidente andaluz tendría que haber trabajado un mínimo de 16 horas diarias –no me llames Moreno, llámame Stajánov– para ganarse realmente lo que cobraba: ocho horas como diputado y ocho como secretario de Política Local del PP (2004-2008) o como coordinador de Política Autonómica y Local (2008-2011).

¿La LOREG? ¿Y qué coño es la LOREG?

Al igual que Arenas y otros dirigentes, Moreno tenía un trabajo –el de político– y dos sueldos –el del partido y el de la institución–, y ello a pesar de lo que dice expresamente la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG) en el punto 2 de su artículo 157:

“El mandato de los Diputados y Senadores será incompatible con el desempeño, por sí o mediante sustitución, de cualquier otro puesto, profesión o actividad, públicos o privados, por cuenta propia o ajena, retribuidos mediante sueldo, salario, arancel, honorarios o cualquier otra forma”.

Parafraseando a Jordi Pujol cuando, preguntado por el informe de la UDEF que documentaba la corrupción de su clan familiar, contestó aquello de "¿Y qué coño es eso de la UDEF?", si a Arenas y Moreno les mencionaran la LOREG podrían responder lo mismo: "¿Y qué coño es eso de la LOREG?"

Los perceptores del doble sueldo no niegan tales ingresos, solo los reclasifican: el dinero que cobraban del PP, dicen, no eran “retribuciones”, sino compensaciones, complementos, dietas o gastos de representación. Burlaban, pues, la ley no renunciando a una segunda retribución, sino cambiándole el nombre a esta.

“En mi puta vida”

Moreno siempre ha dicho que él nunca cobró “ningún sobresueldo ilegal”. Aunque, a la vista de lo estipulado en la LOREG, habría mucho que discutir al respecto, su exculpación se refiere a que no recibió sueldos en sobres, no a que no recibiera sobresueldos.

Pagar retribuciones en negro es delinquir; pagarlas en blanco grisáceo pero falseando su verdadera naturaleza es ser un hipócrita redomado. Arenas cobró en blanco, en negro y en gris. Moreno, solo en blanco y en gris.

Ellos y el resto de los ‘chicos de oro de Génova’ siempre han proclamado que lo que les pagaba el partido era perfectamente legal. Puede que fuera legal, pero estaba feo, y por eso lo ocultaban no ya a la opinión pública, sino a sus compañeros de partido que no estaban en la lista dorada.

Tan feo estaba que nos enteramos de ello de carambola, a raíz de la instrucción del caso Gürtel y los papeles de Bárcenas. Lo ocultaban porque saben, porque no pueden no saber que, como diría Soraya Sáenz de Santamaría, ningún trabajador ha cobrado en su puta vida dos sueldos (bastante generosos) por realizar un único trabajo (bastante descansado).