No está completamente descartada la participación de Susana Díaz en algún acto electoral de los socialistas andaluces, pero de producirse sería de “baja intensidad”.

Así lo señalan fuentes socialistas consultadas por El Plural, que también recalcan que “Juan y Susana han hablado y hay bueno rollo”. Desde el entono de la expresidenta andaluza confirman los contactos entre ambos y recuerdan el que siempre fue uno de los mantras orgánicos de Díaz: “El PSOE es su vida y ayudará siempre en lo que pueda”.

En la sala de máquinas de la calle San Vicente de Sevilla no descartan nada, pero admiten que “es difícil encontrar el registro adecuado” de participación de la ex secretaria general. El próximo lunes 13 de junio se cumple precisamente un año de su derrota en las primarias del partido, donde Espadas obtuvo el 55 por ciento de los votos frente al 38 de la expresidenta.

Díaz se ha puesto “a disposición” de Espadas para “lo que haga falta, sea lo que sea”. Su entorno también subraya que “es la dirección quien debe valorar cómo ayudaría ella más, estando o no estando en la campaña”. En todo caso, añaden que Díaz está “en una etapa diferente, feliz con lo que hace y sin ganas de líos”.

En las bases socialistas hay división de opiniones sobre cuál debería ser la implicación de Susana Díaz en una campaña que probablemente está siendo la más complicada de cuantas ha tenido que enfrentar el PSOE andaluz desde aquel remoto 23 de mayo de 1982 en que Rafael Escuredo arrasó en las urnas con el 58 por ciento de los votos y 66 de los 109 escaños.

En el PSOE nadie pone discute las dotes de seducción de Díaz cuando se sube a un escenario a dar un mitin. Puede que su estilo no funcione para todos los militantes y simpatizantes, pero sí para una gran parte de ellos, que admiran su ‘patriotismo de partido’ y la energía y contudencia de su verbo político. El electorado socialista está necesitado de una buena dosis de adrenalina y la senadora podría contribuir a inyectársela.

Sin embargo, no todo son ventajas. Es comprensible que la dirección del partido no esté por la labor de conceder mucho protagonismo a Díaz en la campaña. Las razones son varias: además de haber perdido la Junta de Andalucía pese a haber ganado en votos, una parte de la militancia la sigue culpando de la dramática división del PSOE entre los años 2015 y 2017, cuando fue derrotada en primarias por Pedro Sánchez. A ello habría que añadir la embarazosa circunstancia de que Díaz es mejor mitinera que Espadas, y no parece que sea precisamente este el mejor momento para evidenciarlo.

Ciertamente, este 19-J no es la primera vez que el PSOE no parte como favorito, pero sí es la primera en que sus opciones de gobernar son prácticamente nulas, debido tanto a su propia debilidad como a la división cainita que existe en la denominada izquierda alternativa, a cuyas dos marcas -Por Andalucía y Adelante- las encuestas auguran un buen puñado de diputados menos de los 17 obtenidos en 2018. Unidos a los treinta y tantos que, según esas encuestas, lograría el PSOE, la suma de las izquierdas quedaría muy lejos de los 55 escaños de la mayoría absoluta.