Grandes avances de la Humanidad se han producido gracias a los animales. La observación y la experimentación con toda clase de especies ha salvado la vida de millones de personas. Y nos ha abierto las puertas de la ciencia y de la compresión de nuestro propio organismo. Pero a veces…

Modificar 10.000 huevos

Por ejemplo. Científicos de la Universidad Arizona State se han pasado dos años modificando genéticamente huevos de hormigas. Nada menos que 10.000 huevos que pacientemente y uno a uno pincharon con agujas diminutas. Se trataba de inyectar, atentos, repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente interespaciadas. En realidad, como siempre, es un compuesto más conocido por sus siglas en inglés: CRISPR. El CRISPR es una tecnología que permite editar el ADN. Modificar lo más íntimo de la célula casi a voluntad. Por ejemplo, los científicos de Arizona lo que hicieron fue eliminar o restringir el sentido del olfato de las hormigas.

Hormigas sin olfato

Y con esta modificación descubrieron un hecho muy relevante, al menos para ellos. Que sin sentido del olfato, las hormigas son incapaces de desarrollar las estructuras sociales que las caracterizan. Así, las hormigas que habían sufrido esta modificación no se relacionaban de ninguna manera con sus congéneres. Vagaban solas y ausentes por los terrarios. ¿Qué importancia puede tener eso para que suponga el andarle en el ADN a 10.000 hormigas? Bueno, los expertos han descubierto también, que sin sentido del olfato, los cerebros de las hormigas se desarrollan menos. Que todas las conexiones que las llevan a formar sociedades complejas no se forman. Y establecen, al menos en principio, que son esas mismas conexiones entre las neuronas las que permiten la organización social en otras especies. Se supone que en la humana también. Aunque aún no se ha definido qué sentido está relacionado con esto en el caso de los humanos. Será cosa modificar genéticamente a 10.000 personas.