Por alegría o por tristeza, a todos nos rebasan las lágrimas de vez en cuando. El hombre es el único ser vivo capaz de manifestar sus sentimientos con lágrimas, de llorar por dolor o emociones. Las lágrimas son un fenómeno fisiológico normalmente reflejo de una expresión de emoción en los seres humanos. Las hay de tres tipos: basales, reflejas y psíquicas, cada uno con una misión distinta. La basal persigue, esencialmente, mantener lubricado y libre de polvo al ojo.

Fenómenos físicos o psicológicos

La refleja depende directamente de la glándula lagrimal situada en la esquina superior externa de la órbita. Se trata de un estímulo externo, tal como la irritación o la luz excesiva, que provoca un flujo de lágrimas que llegan a ser inútiles para el ojo, porque su composición es casi exclusivamente de agua, provee pocos anticuerpos y es pobre en elementos de defensa bacteriana. La secreción de estas lágrimas depende de un fenómeno neurológico asociado a un fenómeno físico, como el pelado de una cebolla o el polvo, o psicológico, relacionado a una reacción o a una emoción de tristeza, alegría, miedo, señal de peligro o estrés. La tercera clase de lágrimas es la lágrima producto del sollozo, que es resultado de un amplio espectro de emociones (dolor, tristeza, felicidad) y es la más importante. Con todo, la ciencia no tiene una respuesta clara a la pregunta de por qué lloramos. Se suele afirmar que el proceso depende de los circuitos neuronales, y se asocia con los nervios faciales del sistema lagrimal.