El balcón de las mujeres es una variación de Lisístrata, la comedia de Aristófanes. Una producción israelí de Emil Ben-Shimon que a partir de una estructura de comedia costumbrista, con un trasfondo dramático, hace reflexionar sobre la tolerancia religiosa y el lugar que ocupa la mujer en una sociedad en la que compiten la religiosidad extrema y la modernidad. En la trama, un joven rabino, David, pretende reconducir a una comunidad judía hacia unos preceptos religiosos conservadores y misóginos que pasan por prohibir la entrada de  mujeres en la sinagoga, y atormentarlas con la idea del pecado. Ante la afrenta, así como ante el trato machista que les empiezan a demostrar sus maridos por influencia del líder religioso, las mujeres de la comunidad comienzan a rebelarse, y reivindican un balcón solo para mujeres, como aquella habitación propia de Virginia Woolf.

Diálogos contra el extremismo

Con guion de Shlomit Nehama, unas fantásticas interpretaciones y cierta austeridad formal, que casa con una sociedad en ciernes de modernizarse, en El balcón de las mujeres el tema religioso ortodoxo judío se muestra desde la cotidianidad y lo íntimo, y pone de relieve cómo se interpretan y aplican en el día a día sus postulados más abstractos, haciendo reflexionar, de paso, sobre la importancia de descifrar los textos sagrados. En la cinta hay algunos momentos de dramatismo, pero Ben-Shimon y Nehama mantienen un tono cómico a partir, sobre todo, de los disparatados diálogos. Un Berlanga en Israel, que a menudo ridiculiza el fanatismoreligioso con el ingenio de la palabra.