Se ha contado mucho sobre la discriminación que hace la Comunidad de Madrid con la escuela pública mientras favorece la concertada y privada. Sin ir más lejos, esta semana se ha descubierto que Francisco Granados se llevaba casi un millón de euros cada vez que se concedía un terreno destinado para un colegio público a la trama Púnica para levantar un colegio privado. O como este negocio ha beneficiado a personas como el sobrino de María Dolores de Cospedal, al Arzobispado de Madrid o incluso al polémico empresario Arturo Fernández.

Pero donde alguien gana, debe haber otro que pierde. Y El Intermedio lo ha encontrado en los niños de El Boalo, Cerceda y Mataelpino, localidades en las que no hay un sólo instituto público, algo que llevan reclamando desde 2007. Como consecuencia, los chavales de estos pueblos que tienen que estudiar ESO y Bachillerato tienen que desplazarse al centro más cercano. Y ese no es otro que el colegio Montesclaros, propiedad del grupo empresarial de Arturo Fernández. Otra opción sería desplazarse hasta Moralzarzal, donde "los alumnos no caben", tal y como relató ayer Javier de los Nietos, alcalde de estos municipios, en el programa de La Sexta.