Con la economía española estancada en el fondo del pozo de la crisis, cumplir mínimamente la promesa de bajar impuestos para el año que viene -casualmente año electoral- es imposible. Así pues la reforma fiscal de Montoro compensa la mínima bajada del IRPF con subidas de otros impuestos de las que no se informan. Una de ellas es la aplicada a los fondos de pensiones en el momento de su rescate y otra afecta a la venta de viviendas. En este caso además el Gobierno se escuda tras un galimatías económico y legal que se resume en una frase: por vender una casa comprada antes de 1995 habrá que pagar el triple a Hacienda de lo que se pagaba hasta ahora.

Galimatías de condiciones
Es tal el número de condicionantes que en caso de que se disponga a vender una casa que tenga más de 20 años lo mejor es que se ponga en manos de un experto fiscal. ¿Qué ha hecho el Gobierno? desaparecen en los Presupuestos de 2015 los coeficientes de actualización y los coeficientes de abatimiento que se aplicaban a esta viviendas. El coeficiente de actualización, como su nombre indica, se establecía cada año en los Presupuestos para actualizar el valor del inmueble aplicándole el incremento del coste de la vida. El coeficiente de abatimiento, explicado a 'grosso modo' se utilizaba para reducir la plusvalía a la que se aplicaban los impuestos, lo que en la práctica era un incentivo para vender casa antiguas. El año que viene desaparece.

Supuestas ventajas
Como a partir del uno de enero vender una casa de segunda mano dejará menos beneficios al vendedor, especialmente si la casa tiene más de 20 años, el Gobierno -consciente obviamente del hachazo que mete- ha introducido algunas condiciones que permiten rebajar algo la factura fiscal. Pero también éstas son un galimatías, por ejemplo si el propietario es mayor de 65 años no pagará impuestos por las plusvalías (ganancias) de la venta siempre y cuando destine el dinero a un complemento de su pensión con un plan privado y con un límite de 240.000 euros. La segunda exención es que el propietario, independientemente de su edad, destine todo el dinero de la venta a comprar otra vivienda habitual pero la tiene que comprar en menos de dos años. La tercera y última exención es para el caso de que con la venta de la casa se produzca una pérdida patrimonial, es decir que se venda por menos de lo que costó, algo posible con el pinchazo de la burbuja inmobiliaria.