El mayor  problema de Fernando de Rosa es su excesiva vinculación al Partido Popular, la defensa ciega de su amigo Francisco Camps,  las maniobras que realizó, incluso antes de ser su Consejero de Justicia, para frenar a la Fiscalía porque  perseguía con “excesiva saña” a los imputados del PP en casos de corrupción y que en aquellos años crecían como las setas después de la lluvia.

Militante de Alianza Popular ha servido al PP desde los diferentes cargos judiciales en los que este partido le ha colocado. Sin titubeos y con lealtad absoluta. Es más, como vicepresidente del CGPJ, ha seguido sin rechistar las indicaciones del ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón,  que no quería dejar caer a Dívar hasta tener lista una  reforma del máximo órgano de gobierno de los jueces que contará con muchos menos titulares.

Pero a Gallardón, al que las cosas tampoco le están saliendo como soñaba, se lo ha llevado por delante el escándalo y la airada reacción de la opinión pública. Su imagen, que cae en picado encuesta tras encuesta sobre valoración de ministros, ha sido salpicada por el error de becario que cometió al felicitar a Dívar por el archivo de la denuncia.

Porque si algo ha tenido esta infausta historia es la de poner en evidencia a esos jueces y a esos políticos, que no han sabido calibrar que, en tiempos de grave crisis, los españoles no están por la labor de tolerar el que miembros del CGPJ o  de cualquier otra institución del Estado se paguen con dinero público las vacaciones.

El cabreo popular comenzó al conocer los fines de semana caribeños, continuó cuando Dívar minimizo sus gastos calificándolos de “miseria”, se prolongó por la negativa de hacerle comparecer en el Congreso, se intensificó por la felicitación de Gallardón y explotó cuando se supo que habían sido 32 los fines de semana de lujo y de gorra, con un coste de 28.000 euros.  A pesar de lo cual, el señor Dívar, se queja en su despedida de haber sido “víctima de una campaña cruel y desproporcionada”.  Peculiar sentido el suyo de la proporción.

Por eso, cuando su inapropiado sucesor, el paladín de Camps, ha asegurado que van a trabajar por devolver la credibilidad perdida al CGPJ, los ciudadanos se preguntan ¿trabajar de lunes a viernes o sólo de martes a jueves? Hay créditos que no se recuperan salvo que se tire la casa abajo y se vuelva a levantar con otros inquilinos dentro.

Victoria Lafora es periodista y analista política