Les cogió muchos años después el hundimiento del Prestige con el paso cambiado y  empezaron a emerger las manifestaciones de la izquierda. Mientras tanto, los “hilillos  de plastilina” -aquel histórico invento de Mariano Rajoy, actual Gran Timonel sin rumbo a la vista- contribuyeron a encender más y más a los ciudadanos gallegos y a los del resto de España.

Aznar, asustando al personal
Llegó entonces el idilio intenso entre José María Aznar y George W. Bush, ansiosos ambos de capitanear nuevas Cruzadas contra los moros de la morería. Las manifestaciones en contra de la guerra fueron entonces monumentales. En ese tiempo, Aznar iba de televisión en televisión por la noche, asustando al personal y mintiéndole a cuenta de las armas de destrucción masiva que no tenía Saddam Hussein.

Progres trasnochados
Aprovechaba la televisión de turno –todas a sus pies, ¡viva el pensamiento único!- para insultar a los rojos: “Estos progres trasnochados que ladran su rencor por las esquinas”. Cada día había entonces más manifestaciones. Aznar, que se creía el rey del mambo,  las provocaba con un gran éxito para la izquierda. La derechona, en 2004, con Zapatero en La Moncloa, se dedicó a convocar manifestaciones eclesiásticas y  otras manipulando a las víctimas del terrorismo y jugando con el 11-M. Su esfuerzo era incansable. Pero perdieron las elecciones de 2008.

Wert y leña al fuego
Ahora las manifestaciones de estudiantes y jóvenes en Valencia les han puesto los pelos de punta. Temen que el PSOE se recupere en parte de sus traspiés constantes, si la Policía en manos  de Ignacio Cosidó y del ministro Jorge Fernández Díez, que va dando tumbos, continúa atacando al “enemigo”. Es decir, a los adolescentes y jóvenes valencianos. José Ignacio Wert ha vuelto a echar leña al fuego, cada vez más seguro en su oficio de tramposo.

La vicepresidenta de Camps
En el PP no cesan de ver radicales peligrosos entre los manifestantes y alaban la brutalidad policial, impulsada por la delegada del Gobierno en el País Valencià, Paula Sánchez de León, vicepresidenta del último Gobierno de Francisco Camps. O sea, toda una perla política. Entre el aznarista Cosidó y el ilustre presidente de los trajes aún no pagados, lo que le espera a Rajoy no está escrito.

Gibraltar y Perejil
De momento, y como buen patriota, Rajoy ha pedido a los  ingleses que nos devuelvan Gibraltar. Pero nadie le ha hecho el más mínimo  caso. Menos mal que tenemos de embajador en Londres a Federico Trillo, que estuvo a punto de reconquistar el islote Perejil. ¡Cuidado, hijos de la Pérfida Albión,  Trillo  es nuestro héroe!

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM