Ana Botella Serrano no fue elegida regidora de la ciudad de Madrid en las pasadas y recientes elecciones municipales, pero tampoco haré cuestión de gabinete con esos enjuagues de poder que los ciudadanos (sobre todo si además son contribuyentes netos y latos) no terminan de entender. De modo y manera que debería andarse con mucho tiempo porque no tiene el carisma de su antecesor y no sé si su manirrota megalomanía que ha dejado a Madrid más tieso que un escarcio. Por cierto, equipo municipal en el que sirvió durante cinco años la ardorosa esposa del inabarcable Aznar, su referente político,y en el que subió impuestos a troche y moche mientras la mugre nos sube hasta las orejas.

Veamos, esplendorosa alcaldesa. Vuestra Excelencia debe saber lo siguiente (me malicio que dada su incontenible levitación habrá pocos a su alrededor que le canten la realidad y mucho menos las verdades).

-Madrid en su administración local es cara, ineficaz, prepotente, soberbia e inútil.
-Los contribuyentes madrileños (ya sé que usted paga, o debería, en Pozuelo de Alarcón) estamos hasta la coronilla de dar mucho más de lo que recibimos.
-Que se produzca una permanente persecución civil –y hasta policial- que en ocasiones concluye que los madrileños somos súbditos en lugar de ciudadanos.
-Que los servicios municipales sean chulescos e ineficaces envueltos muchas veces en celofán burocrático caduco, carísimo y demodé. Le recomiendo, por ejemplo y sin ir más lejos, que vaya a los Servicios Sociales de Divina Pastora o pregunte por el Departamento de Salud Pública.
-Que la Policía Municipal se distingue más por ser un elemento recaudador que por estar al servicio del conductor que ve conculcados en infinidad de ocasiones sus derechos de muchas formas y maneras.
-Que el contribuyente que paga sus impuestos tiene derecho a no tener que dar vueltas y vueltas por su barrio donde vive para poder encontrar un lugar donde dejar su vehículo, entre otras cosas, porque las calles cada vez tienen más aparcamientos oficiales que en lugar de ingresar, gastan. Y en muchos casos esas prebendas no están justificadas.
-Que los concejales son los primeros que tienen que cumplir las leyes y las ordenanzas. Le recomiendo a la flamante alcaldesa que pierda cualquier día 10 minutos en la calle Mayor, 80 y vea lo que ocurre justamente enfrente, gran edificio de grupos municipales. Sólo diez minutos, doña Botella, y se percatará usted de dónde se puede ahorrar.
-Que corte la mano a quien o quienes metan mano en la caja no sea que le vaya a ocurrir como con Correa&cía. Y mucho menos que se abra la puerta, como ocurrió en Gürtel, a mafias corruptas amparadas por el poder en este caso municipal.

Creo, por tanto, señora Botella que tiene mucho trabajo por delante. Tome nota porque la sociedad madrileña no es precisamente el plácido rebaño que pulula entre los altos cargos populares de Madrid (aunque no es usted del gusto de todos, ni mucho menos) y no se lo van a poner fácil. Se va a encontrar de bruces con la sociedad real, no con la ficticia donde usted abreva.

Otro día, hablamos de lo que usted desee. ¡Tengo unas ganas!

Graciano Palomo es periodista y escritor, director de FUNDALIA y editor de IBERCAMPUS