La jubilación a los 60 años sigue generando preguntas en un escenario donde la edad legal no deja de aumentar. Aunque no es habitual, sí hay colectivos que pueden retirarse antes de tiempo, aunque no sin consecuencias económicas.
Con una esperanza de vida más alta y una reforma de pensiones en marcha, el debate sobre jubilarse a los 60 años parece algo inviable, pero aún existen vías para el retiro anticipado. Lo que cambia es cómo, por qué y en qué condiciones.
Jubilarse a los 60 en España
España está inmersa en un proceso de reformas que afecta directamente a la edad de jubilación. En 2025, la edad ordinaria se sitúa en 66 años y 8 meses, salvo para quienes acrediten 38 años y 3 meses cotizados o más, que podrán retirarse a los 65. Pese a esta tendencia al alza, existen mecanismos que permiten retirarse antes: por un lado, está la jubilación anticipada voluntaria, a partir de los 63 años, o 64 y medio en algunos casos, con una penalización proporcional.
Por otro, la jubilación anticipada involuntaria, accesible desde los 61, pero solo en situaciones como despido colectivo o cese por causas objetivas. Ambas opciones implican una reducción en la pensión. Ambas modalidades permiten adelantar la salida del mercado laboral, pero conllevan una reducción de la pensión. Entonces, ¿qué pasa con los 60? Solo ciertos colectivos pueden retirarse a esa edad: antiguos mutualistas o quienes hayan trabajado en sectores con coeficientes reductores (minería, transporte ferroviario, cuerpos de seguridad…). Pero para el resto, jubilarse a los 60 sigue siendo una excepción.
Por tanto, a la pregunta de si me puedo jubilar a los 60, la respuesta es clara: la jubilación a los 60 está reservada a casos específicos. Solo pueden acceder a ella:
- Antiguos mutualistas (por ejemplo, de MUFACE).
- Trabajadores de sectores con coeficientes reductores: minería, ferrocarriles, cuerpos de seguridad, entre otros.
Para el resto de trabajadores, jubilarse a los 60 no es una opción directa, salvo que se negocie a través de acuerdos privados o se pertenezca a uno de estos colectivos especiales.
Prejubilación a los 60
A menudo se habla de prejubilación como si fuera sinónimo de jubilación anticipada. Pero no lo es. La prejubilación no es un derecho legal, sino un acuerdo entre empresa y trabajador. Generalmente se ofrece en procesos de reestructuración, y es la compañía quien asume el pago de una renta mensual hasta que el trabajador puede acceder a la pensión pública.
Este modelo suele estar disponible en grandes empresas y para determinados perfiles, y requiere una negociación individualizada. No implica el reconocimiento de una pensión pública inmediata.
Por tanto, no depende de la Seguridad Social, sino del pacto al que lleguen ambas partes: normalmente, el trabajador deja de ejercer su actividad y la empresa asume el pago de una renta hasta que pueda solicitar la jubilación anticipada. Pero no equivale a una jubilación real, aunque muchas veces se utilice el término como sinónimo.
Penalizaciones y planificación para la jubilación a los 60
Uno de los factores que más condiciona la jubilación anticipada es el impacto económico. Por cada trimestre de adelanto, la pensión puede reducirse entre un 1,625 % y un 2 %, dependiendo del número total de años cotizados. En algunos casos, el recorte acumulado puede superar el 20 %.
Por eso, la clave no está solo en si se puede, sino en si se está preparado: contar con un colchón de ahorro, haber planificado con tiempo, conocer los coeficientes aplicables y recibir asesoramiento especializado son aspectos fundamentales para tomar una decisión informada.
Más allá de la posibilidad legal, la viabilidad financiera y personal es la gran cuestión. Anticipar la jubilación puede ser una oportunidad para iniciar nuevos proyectos o mejorar el bienestar, pero también es una decisión con consecuencias a largo plazo. Los expertos recomiendan contar con un plan de pensiones consolidado, simulaciones realistas del ahorro futuro, asesoramiento profesional y evaluación emocional del momento.
Para quienes sí cumplen los requisitos, jubilarse a los 60 puede significar una oportunidad de empezar otra etapa: más tiempo libre, nuevos proyectos, cuidados personales o familiares… Pero también es una decisión con efectos a largo plazo. Y conviene abordarla con cabeza, no solo con deseo.
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