Se estudia como la vitamina D podría estar relacionada con sufrir un COVID-19 más severo. El déficit de vitamina D se asocia a un mayor número de infecciones porque tiene un papel importante en la activación del sistema inmune. Médicos expertos han podido comprobar que más de los 80% hospitalizados por coronavirus tenían déficit de ella. La vitamina D no cura el coronavirus, ni tampoco protege del contagio, pero es recomendable tener unos buenos niveles de ella en nuestra sangre.

El 80% de la vitamina D que necesitamos proviene del sol, y el otro 20% de los alimentos. Mediante la exposición directa de la piel a la radiación UV solar, durante unos 15-30 minutos diarios, se activará la producción de vitamina D a partir de moléculas de colesterol, por lo que en los meses grises es bueno reforzarla en la lista de la compra. Los pescados azules y mariscos son ricos en esta vitamina. Si cada día hay que comer 15 microgramos de esta vitamina, con 100 gramos de atún ya tendríamos esta cantidad cubierta.

La leche entera, los yogures enteros, el queso y la mantequilla también aportan la vitamina. Por otro lado, las versiones desnatadas contienen un menor porcentaje, ya que, al ser una vitamina liposoluble, se encuentra en la grasa. También son ricos en la vitamina D, los huevos, que se encuentra concentrada en la yema y algunos cereales integrales. Los expertos advierten que hay que tener cuidado con los multivitamínicos y suplementos y destacan que, aunque se pueden consumir con moderación, la vitamina D, “siempre se va a absorber mejor en los alimentos”.

Varios científicos europeos, como en Reino Unido, piden a los gobiernos que agreguen vitamina D a alimentos comunes, como el pan o la leche, para ayudar a combatir la pandemia de coronavirus, pero aún se está estudiando este tipo de petición.