La Catedral de Málaga es sin duda alguna uno de los recursos turísticos, patrimoniales y culturales de la ciudad de Málaga. A diario y durante todo el año este gran templo recibe centenares de visitantes, turistas nacionales y extranjeros que quedan admirados por la belleza de su trazado, su decoración y los elementos arquitectónicos, escultóricos y pictóricos que la componen e integran.

Pero junto a esa grata impresión que se llevan sus visitantes hay otra no tan satisfactoria que para los defensores de la memoria histórica y de los valores de la democracia debe de producir sonrojo y cierta vergüenza ajena.

Se trata de una capilla que hasta finales del siglo XIX no fue considerada como tal, sino que su uso era el de vestuario de los canónigos y entrada a la sala capitular. La Capilla Nueva, nombre con que se le conoció en un principio, pasó a denominarse más tarde la Capilla del Cristo de la Victoria. Para muchos es conocida más como Capilla de los Caídos.

Capilla de los “Caídos”

Y es que se denomina popularmente como Capilla de los Caídos porque después de la Guerra Civil, fueron sepultados en la capilla personas que murieron en la contienda, de ahí este nombre con el que se conoce.

Aunque esa es la historia “oficial”, la de que fueron “sepultados los fallecidos en la contienda", nada más lejos que en la Iglesia anide el deseo de la reconciliación y conmemoración de los dos bandos, como debiera ser, sino que un texto en una lápida de esa capilla deja a las claras a quién se refieren en su mención.

Lápida con textos provocativos

En la lápida de mármol existente en este espacio de la catedral dedicado a los Caídos -y que todos los visitantes pueden ver-, se puede leer una inscripción que señala que se dedica a los “mil cien hermanos nuestros" que “yacen en la cripta de esta capilla y que “en defensa de nobles ideales ofrecieron a Dios sus vidas en Málaga”. Es de destacar la denominación de “nobles ideales” que atribuyen solo a los integrantes del bando “nacional” y franquista. Los otros, los que ahí no están enterrados y sí perdidos en cunetas, puede que para la Iglesia carecieran de ideales o peor, se tratara de innobles ideas. La identificación de los caídos de un lado con la iglesia está clara al señalar que “cayeron por Dios” al ofrecerle a él sus vidas.

La inscripción indica las fechas de los fallecimientos. Años 1936 y 1937, los dos primeros años de la contienda civil.

Como en la Macarena o en el Valle de los Caídos

Una prueba más de la que Ley de Memoria Histórica no se cumple en muchos sitios y muy en especial en aquellos lugares pertenecientes a la Iglesia como puedes ser el Valle de los Caídos, la basílica de la Macarena en Sevilla o como en este caso, en la Catedral de Málaga.