Eduardo Zaplana siempre ha sido de gustos exquisitos. Prueba de ello es su colección de relojes de lujo. En el informe, al que ha tenido acceso ElPlural.com, sobre el retorno y blanqueo de las presuntas mordidas cobradas por el expresidente de la Generalitat y exministro de Aznar, la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil explica que, el otrora todopoderoso miembro del PP, quería una casa en Madrid. Pero no una casa en Carabanchel o Lavapiés, sino un pisazo en la calle Núñez de Balboa, en pleno barrio de Salamanca. Un piso, presuntamente adquirido con el dinero de las mordidas, donde tuvo varios años a una empleada del hogar a la que pagó en negro durante tres años, la mitad del tiempo que trabajó para él.

La compra

Para adquirir esta exclusiva vivienda, Zaplana fue hacer la visita al piso, tal y como consta en sus agendas personales y en los correos electrónicos enviados por su secretaria personal Mitsouko Henríquez. Pero como en todo lo que rodea al exministro de Aznar, finalmente fue la empresa interpuesta Costera del Glorio quien abonó los más de 1,6 millones de euros a través del presunto testaferro, Francisco Grau. El piso se abonó en dos fases: un pago de arras y luego el resto. Así, se pagaron 100.000 euros en efectivo que, según explica la UCO, coinciden en el tiempo con dos retiradas de dinero de las cuentas de Andorra, una de 100.000 y otra de 50.000 euros.

La reforma

El informe de la UCO expone que, además de los 1,6 millones, el expresidente Zaplana también gastó más de 91.000 euros en su reforma y acondicionamiento que fueron contratadas por Gregorio Fideo, secretario personal de Zaplana, “y que no presenta ninguna vinculación con Costera del Glorio”, presunta dueña del inmueble.

La reforma costó 91.250 euros. Una vez acabada, Zaplana presuntamente se gastó 21.000 euros en dos televisores Bang & Olufsen de 32 y 40 pulgadas para su nueva casa que, como lo anterior, fue abonado por Costera del Glorio aunque la factura iba a nombre de Gregorio Fideo, y su instalación aparece en la agenda de Mitsouko Henríquez.

Tras las teles vinieron los muebles. Una vez más el dinero salió de la empresa, Gregorio Fideo los compró y, presuntamente, Zaplana los disfrutó. A los miembros de la UCO les resulta llamativo que, cuando posteriormente se vendió el piso, Joaquín Barceló llamara a Mitsouko para preguntar cuánto costaron los muebles cuando, de haber sido para él, lo sabría, porque era el administrador único de Costera del Glorio.

Barceló quería deshacerse de ellos para quitarse “un problemón de encima” porque “para él (Zaplana) era un problema tenerlos”. Finalmente, los muebles no se vendieron y sirvieron “para montar el otro piso de Cartagena”, ciudad natal de Eduardo Zaplana. Piso, el de Cartagena, que Zaplana le dice a Barceló en una conversación intervenida por la UCO, que “me la dan ahora pronto”. Pero no todos los muebles fueron a Murcia, parte de los mismos se le entregaron a la exdiputada del PP, y amiga íntima de Zaplana, Elvira Suanzes, en Barcelona.

Cuando se vendió la casa, también se extinguió el contrato de la asistenta, que como todo lo anterior lo pagó Barceló desde la empresa interpuesta. De hecho, esta mujer cobraba en efectivo y en negro. y así estuvo durante varios años puesto que solo le pagaron con contratos el último año que trabajó para el expresidente. En una conversación con Barceló, Zaplana dice: “Ahí tengo dos preocupaciones, una es resolver lo de esta señora, un papelito que diga adiós y ya está”. Aunque el expresidente niega cualquier vinculación, dos nóminas de la asistenta, de cuando por fin la dio de alta, fueron encontradas por la UCO en su maletín personal cuando fue detenido. En cuanto al piso en si, Zaplana afirma que vivió alquila por 1.400 euros al mes hasta 2016, pero las pesquisas policiales apuntan no solo a que el inmueble era suyo, sino que además, como afirman los testigos vivió allí hasta 2018.