La jornada de este miércoles ha estado marcada por el debate de los Presupuestos Generales en el Congreso de los Diputados. Este pleno ha sido el protagonista de un día en el que los independentistas han tumbado las cuentas del Ejecutivo socialista después de que se rompieran las negociaciones entre ambos.

Pero la noticia también estaba en el Tribunal Supremo, pues era el segundo día del juicio del procés. Después de que en la jornada inaugural la defensa llevase la batuta en los alegatos, este miércoles le tocaba a la acusación. Después de que Fiscalía y Abogacía del Estado expusieran su visión al respecto, siempre rechazando la idea nacionalista de juicio político, era el momento de Vox.

La formación ultra, personada como acusación popular de la mano de Javier Ortega Smith y de Pedro Fernández, ha recibido su primer revés en el litigio contra la causa independentista. El letrado de Vox ha extendido una queja al presidente del Tribunal, Manuel Marchena, sobre los lazos amarillos, una vez más.

Fernández ha expuesto que uno de los acusados portaba la insignia soberanista, que denota una “carga política indudable”. Por tanto, Vox reclama que por respeto a la justicia, la sala establezca el criterio a seguir. A todo el mundo le había quedado claro, menos a Fernández. Pese a ello, el juez Marchena le ha respondido con total normalidad y le ha dado la primera bofetada a los letrados de la extrema derecha.

Si bien los abogados no pueden portar ningún tipo de simbología en su toga, acorde con el artículo 37 del Estatuto General de la Abogacía, que prohíbe exhibir elementos diferentes al “distintivo colegial”. No obstante, para los acusados no hay ninguna cortapisa en este sentido, pues el Tribunal de los Derechos Humanos de Estrasburgo permitió a los políticos catalanes portar el lazo en su vestimenta.

Marchena ha rechazado la petición de Pedro Fernández adhiriéndose a la doctrina del citado tribunal. “El criterio es evidente por el tratamiento normativo y jurisprudencial”, haciendo referencia al artículo 37 del Estatuto General de la Abogacía. “La sala no tiene ninguna queja sobre la uniformidad”, por tanto, el Alto Tribunal “hace suya la doctrina de Estrasburgo”.