Desde las once de la mañana, los familiares de las víctimas de los ‘protocolos de la vergüenza’ de Isabel Díaz Ayuso, que costaron la vida de 7.291 ancianos que no fueron trasladados a los hospitales durante lo peor de la pandemia, esperaban la llegada de los tres imputados, Carlos Mur, Francisco Javier Martínez Peromingo, así como el ideólogo de la privatización sanitaria del PP, Antonio Burgueño. Tras cinco años esperando este momento sus caras no reflejaban, ni mucho menos, alegría o esperanza. Detrás de la tristeza que les acompaña desde hace un lustro, sus rostros más bien reflejaban incredulidad. La incredulidad de quien se ve envuelto en una causa quijotesca en la que llevan años luchando contra molinos de viento. Pero como dicen ellas: "Hay que seguir, no nos queda otra”.
Una de las víctimas lo explica con una frase que traspasa el alma: “Hasta ahora era como tener una madera delante por la que no entraba nada de luz. Desde el viernes hay una pequeñísima raja en esa madera y se cuela un hilo de luz, pero nada más”. Sus gritos, su rabia y sus miradas son la tragedia repetida. Mirarlas a ellas es volver al recuerdo de los familiares de las víctimas del metro de Valencia, quienes tuvieron que esperar años, y fueron vilipendiadas por el Gobierno del PP como ahora lo están siendo estas familias.
Maite Rodríguez conoce de primera mano lo que es la indecencia del PP de Ayuso. Sobre ella era sobre quien el jefe de Gabinete de la presidenta madrileña, Miguel Ángel Rodríguez, afirmó que no era familiar de ningún fallecido en las residencias. Maite perdió a su madre sin poder hacer nada por ella. Maite es uno de los rostros de la dignidad dentro de la inmundicia política que rodea este asunto. Maite es la cara de la decencia frente a la indecencia de quien justifica un protocolo que costó vidas humanas.
Unas vidas humanas que se perdieron entre dolor y ahogos. Rompe el corazón escuchar a sus familias narrar como a algunos de los mayores hubo que romperles los dedos para poder llevarse el cuerpo. Murieron solos, agarrados a los barrotes de las camas esperando una ayuda que nunca llegó mientras sus familias veían con impotencia como sus seres queridos morían sin poder ayudarlos.
En la puerta de detrás de los juzgados de plaza de Castilla, Maite habla con ElPlural.com. Le preguntamos por la suspensión de las declaraciones previstas. Ella afirma: “Me parece otra más. Llevamos cinco años siendo maltratados por el sistema de Justicia de la Comunidad de Madrid, con Adriana Lastra archivando, y haciendo todo lo posible para que no se investigara absolutamente nada de todos estos casos. Y siendo también maltratados y vilipendiados por el Partido Popular de la Comunidad de Madrid con Isabel Díaz Ayuso a la cabeza”.
Sobre el hecho de qué supone para ella en el plano personal, Maite Rodríguez afirma que “supone que hay que seguir luchando. Demuestra, en primer lugar, que nosotras no somos como ellos. Nosotras no vamos a caer en la descalificación gratuita y en las mentiras. Vamos a seguir peleando y haciéndolo bien. Vamos a seguir judicialmente los pasos que haya que dar. Y como sociedad civil hacer todo lo posible porque esta situación llegue a la Justicia. Que los culpables paguen, y que realmente las responsabilidades sean depuradas, y llegando por supuesto al máximo escalón de la Comunidad de Madrid, la CAM es jerárquica y hay una cabeza visible muy clara y que creemos que es la responsable. Hay que seguir, no nos queda otra”.