El Tribunal Supremo ha rebajado la pena a un hombre acusado de estafar 200.000 euros, con el conocido timo de la estampita a una mujer. En un principio, el hombre fue condenado a un año y cuatro meses de cárcel, pero ahora el Alto Tribunal rebaja la condena hasta los ocho meses al aplicarle unas dilaciones muy cualificadas, ya que el delito se produjo en 2011 y, sin embargo, no fue hasta el año 2021 cuando se dictó la sentencia por un delito de estafa, hecho por el cual la Fiscalía apoyó la rebaja de pena.

El acusado, realizó uno de los timo más viejos que se conocen, el de la estampita. Así, junto con una mujer que no fue identificada, y que fingió padecer una discapacidad, se aproximó a la víctima, que estaba en la puerta de su casa. Le preguntó por la localización de un estanco o administración de lotería, momento en el que se acercó el acusado indicándole donde estaba. Así la mujer, “con intención de aparentar una solvencia de la que carecía, manifestó que le había tocado la lotería y que llevaba en su bolso “estampas y papelitos” que los quería romper porque quería chucherías, mostrando a la estafada su interior, que contenía muchos billetes de 50 euros”.

El ahora condenado le dijo a la chica que no los rompiese, que se los entregase a la mujer y a él, manifestándole esta que para eso le tenía que dar más “papelitos”, enseñándole la víctima varios billetes, “pero le parecieron pocos”. Fue entonces cuando le propuso a la estafada que fuese a su casa a buscar más dinero, haciéndole creer que de este modo la mujer le daría la bolsa conteniendo muchos más billetes que los que ella tuviese, repartiéndoselos entre ambos el dinero, a sabiendas de no le iba a dar ningún dinero.

Más dinero

La mujer cogió dos sobres que tenía en el comodín de su dormitorio uno con un billete de 20 euros y otro con 65 euros en diferentes billetes, regresando de nuevo al vehículo donde estaba la otra timadora, y tras enseñarle los sobres y el dinero, dijo que era poco y que quería más. De nuevo regresaron al domicilio de donde cogieron, de un cuarto de baño que tenía un falso techo una caja de cartón de la marca Nesquik de tres kilos de capacidad donde se hallaban 200.000 euros envueltos en papel de aluminio y se los entregó al acusado, yendo al vehículo donde les aguardaba la mujer quien en este ocasión cuando le exhibieron el dinero acepto, pero dijo que necesitaban una bolsa de plástico para guardar los “papelitos”.

Fueron junto con la víctima a comprar la bolsa, saliendo del vehículo el acusado y rellenando la bolsa con toallitas de papel. A continuación, siguieron su marcha hasta las afueras del pueblo para hacer el cambio del dinero, según le manifestó el acusado. La víctima se bajó del vehículo entregándole la caja de Nesquik vacía y la citada bolsa cerrada manifestándole que en su interior se hallaba el dinero de la presunta incapaz, que regresara a su domicilio y que le esperase allí sin abrir la bolsa hasta que el volviese para repartir el dinero, manifestándole que iba acompañar a la incapaz a una residencia. De este modo la mujer no identificada y el acusado huyeron con el dinero. La mujer al llegar a su domicilio abrió la bolsa y comprobó que en su interior solo había toallitas de papel.