Las acusaciones de extrema derecha en el caso de Begoña Gómez, HazteOir, Iustitia, Vox, Manos Limpias y Movimiento de regeneración política de España, literalmente han colado a tres periodistas ultras en los pasillos de plaza Castilla, y su pretensión era que entraran a la declaración. Entre los periodistas que se han pasado por el forro las órdenes de la juez decena está el presunto jefe de prensa de Alvise Pérez, Vito Quiles; un extrabajador de 7NN y otro de Distrito TV.

Cuando los periodistas que sí que están acreditados para permanecer en el pasillo del Juzgado Número 41 de Madrid han preguntado a Quiles en calidad de qué estaba allí, el agitador ultra ha respondido que “iba como ayudante de una de las acusaciones populares”. Otro ilustre personaje de extrema derecha que se ha querido sumar a la declaración es eurodiputado de Vox, Jorge Buxadé.

Según ha podido saber ElPlural.com, todos ellos pretendían acceder a la declaración de la mujer de Pedro Sánchez, que como todas las declaraciones en fase de instrucción son a puerta cerrada, pero el magistrado del caso Juan Carlos Peinado ha decidido que tan solo puede entrar un letrado por parte, lo que finalmente ha dejado fuera a todos los periodistas ultra y al propio Buxadé.

Por otro lado, Begoña Gómez ha llegado a las diez y cuarto de la mañana vestida toda de negro. Las personas que estaban por los pasillos, esperando a entrar en otros juzgados han tratado de hacer fotografías y vídeos de ella, pero el amplio dispositivo de seguridad lo ha impedido. Un dispositivo que en la calle tiene más de 300 agentes desplegados. El juez Peinado ha respondido a la petición de la defensa de Gómez en sala. Así, ha permitido que se grabe con vídeo la misma.

Frente a los juzgados, unos 40 ultras han cambiado la calle Ferraz por los juzgados de plaza Castilla. Con banderas y megáfonos, llevan desde primera hora de la mañana profiriendo gritos contra Sánchez, contra el PSOE y contra Begoña Gómez bajo la atenta mirada de los policías de la Unidad de Intervención Policial. Un pichazo en toda regla de la que se lamentaban los pocos asistentes.

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