Existen diferentes tipos de huevos de gallina: de batería, de suelo, camperos, ecológicos, free range. Aunque, para una gran mayoría de la población sólo hay de dos clases: los que son biológicos y los que no. Para tratar de aclarar este asunto se llevó a cabo un encuentro, el pasado 30 de marzo, bajo el título 'Explotaciones tradicionales e intensivas a debate' en el marco de la Feria Internacional de la Producción Animal (Figan 2017)

Allí se vieron las caras el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (Mapama); la Asociación Nacional para la Defensa de los Animales (ANDA); asociaciones de consumidores y productores, cuyo objetivo es la venta de huevos de gallina. Entre todos ellos lo que quedó muy claro es que existengrandes diferencias en el resultado final, dependiendo del modo en que se cuide a las gallinas ponedoras.

Lo que hay que tener siempre presente es que el animal puede llegar a sufrir y a estresarse cuando vive hacinado (sin un espacio propio) y no recibe los cuidados necesarios. Por un lado, las granjas que llamamos hoy en día tradicionales fueron las primeras en aparecer y son en éstas donde se encontraban los huevos que hoy conocemos como ecológicos o camperos. Por otro se encuentra el extremo, las explotaciones intensivas cuyo único objetivo es conseguir explotaciones de gran volumen, pero con unas condiciones que desde la misma anda denuncian. Además, se ha comprobado que el cliente, cada vez más exigente, no es lo que se quiere encontrar.

En el punto tratado anteriormente lo que quedó de manifiesto durante el debate es que este tipo de granjas se pueden dividir en dos grandes grupos. Por una parte, se pueden encontrar aquellas que se muestran transparentes y no tienen problema alguno en abrir sus puertas y mostrar cómo trabajan allí. Es el caso destacado de la que fue la primera granja europea de producción de huevos ecológicos y que se encuentra en España. Hablamos de Granjas Redondo. El principal motivo por el que se exponen tal y como son es que no tienen nada que esconder y saben que cuentan con un producto de la más alta calidad. La venta de huevos de gallina por parte de esta empresa es tan relevante que son los propios restaurantes más selectos quienes acuden a ellos.

Por otra, nos encontramos con aquellas empresas que, lejos de cuidar a las gallinas, con lo único con lo que cuentan es con grandes explotaciones intensivas y es por este motivo por lo que prefieren permanecer ocultas.

El principal problema a la hora de escoger un huevo de gallina u otro es que el cliente final lo tiene complicado para saber qué es lo que, verdaderamente, compra (salvo en casos excepcionales como el mencionado) porque las etiquetas no muestran toda la realidad. Hasta el momento, se puede identificar a un huevo con una categoría, pero ésto no quiere decir que dos empresas que la compartan cuenten con las mismas instalaciones ni que propicien los mismos cuidados.

Una de las cosas que quedaron claras tras el debate llevado a cabo en Figan es que todos los participantes se muestran dispuestos a participar en la elaboración de etiquetas más detalladas, para que el consumidor sepa en todo momento qué es lo que compra.