Rubén Sánchez, 47 años cumplidos la pasada semana, sevillano, periodista, secretario general de FACUA desde su cuarto congreso, entró en 1993 en esta organización, líder en España de los consumidores, haciendo prácticas no remuneradas porque su padre le convenció: “Solo recibía créditos para la carrera”. Posteriormente se hizo cargo del equipo de comunicación y a finales de los 90 la organización lo designó portavoz., asumiendo desde ese momento un papel de dirección política. Él confiesa que jamás pidió ser ni su portavoz ni su imagen pública pero que una vez llegado ahí, asumió ese rol  por ser el que mejor se adaptaba a sus potencialidades al haber estudiado Periodismo. En un momento de crisis sanitaria, climatológica y con los precios de la electricidad disparados, hablamos ampliamente con Rubén Sánchez. Y lo hacemos con ejercicios mutuos de disciplina auto limitativa en la extensión porque como diría Sabina, de no ser así, nos darían las diez y las once, las doce y la una, y las dos y las tres. Cuando las preguntas y las respuestas surgen sin cortapisas ni corsés, suele pasar eso.

Pregunta (P). Percibo una peculiaridad en FACUA, como organización de consumidores, en la que usted como máximo responsable, tiene una popularidad amplia y muy intensa ¿Hay casos de popularidad tan enorme de un dirigente de consumidores en otros países de Europa?

Respuesta (R). No. El modelo FACUA, no ya como organización de consumidores sino como modelo de organización de la sociedad civil es algo bastante distinto a lo que nos podemos encontrar en Europa. Allí las organizaciones de consumidores, aunque algunas son bastante fuertes, desde luego no tienen los niveles de presencia en los grandes medios de comunicación y en las redes sociales que tenemos nosotros. Existen otros tipos de movimientos que quizás si lo tiene como son los movimientos ecologistas que si alcanzan esos niveles de popularidad fuera de España, pero aquí somos algo diferente, estamos siendo, y estamos orgullosos de ello dentro de la organización, un ejemplo a imitar por parte de organizaciones hermanas como en Latinoamérica concretamente, donde sí hay un pequeño movimiento de consumidores que está intentando crecer y fortalecerse teniendo a FACUA como un referente como debería ser allí una organización de defensa del consumidor.

El nivel de respuesta obtenido del Gobierno, si no para aplaudirlo, si ha sido satisfactorio y no ha tenido nada que ver con el nivel de interlocución que tuvimos con gobiernos anteriores.

P. Hemos dejado atrás un año terrible, un año en el que la pandemia lo cambia todo. Con la Covid cambia todo en política, lo cambia en las familias, cambia todo en la sociedad. En ese sentido ¿Qué previsiones para 2021 tenía en su gestión y que ahora pueden ser modificadas o deben ser ampliadas por la especificidad concreta de este nuevo año?

R. No. En marzo del pasado año tuvimos que experimentar un cambio radical en nuestra forma de funcionar porque todos empezamos a teletrabajar desde el minuto uno de la declaración del Estado de Alarma. Pusimos en marcha un plan de crisis para seguir desarrollando nuestra labor y seguir atendiendo a los consumidores por parte de decenas de compañeros en toda España que antes iban a 17 oficinas a atender al público que acudía o que llamaba por teléfono o que enviaba mensajes a través de nuestra web o el correo electrónico y que se llevaron los equipos a casa para precisamente seguir atendiendo a más consumidores que de costumbre porque sufrían fraudes y abusos que no se daban en el año anterior. Ha habido un “bombazo” de denuncias contra compañías del sector aéreo, agenciad de viajes u organizadoras de espectáculos que se negaban a devolverle el dinero a la gente pese a que se habían cancelado sus servicios por la declaración del Estado de Alarma y el confinamiento y ahí hemos tenido multitud de reclamaciones que tramitar y muchas cosas que pensar. Una de las cosas importantes e interesantes también para el funcionamiento de FACUA en 2020 ha sido pensar que había qué reclamar a las administraciones, qué había que exigirles sobre todo al Gobierno de la Nación por problemas que iban a sufrir los consumidores como consecuencia del confinamiento primero y del conjunto de situaciones vinculadas a la pandemia después. Entendimos que había que pedir a la administración que prohibiera cortes de suministros básicos pues será muy peligroso tener a la gente encerrada en casa, con problemas económicos en muchos casos y que les cortaran la luz, el agua, el gas, los servicios de telecomunicaciones. Pedimos también moratorias en las hipotecas y en el pago de alquileres a grandes propietarios. Algunas de esas medidas se aprobaron por el Gobierno, algunas de ellas no todo lo satisfactoriamente que a nosotros nos hubiera gustado pero, bueno, logramos que se dieran pasos. Se prohibieron que se subieran las tarifas en comunicaciones, en servicios donde se había prohibido también las portabilidades para que no viniera un técnico a casa y así  hemos estado todo el año valorando qué cuestiones afectaban al consumidor y cómo teníamos que plantearle al Gobierno cambios regulatorios o procedimientos de control. La verdad es que el nivel de respuesta que hemos obtenido si no desde luego para aplaudirlo, si ha sido satisfactorio y no ha tenido nada que ver con el nivel de interlocución que tuvimos con gobiernos anteriores. Yo creo que han estado, sobre todo la vicepresidencia de Derechos Sociales y el Ministerio de Consumo, a las alturas de las circunstancias y entendiendo que una organización de la sociedad civil como FACUA que identificaba todos esos problemas, pues bueno, había que mantenerle un nivel de interlocución en ese sentido y, sobre todo, que luego se pelease dentro del Gobierno las reivindicaciones que se planteaban.

P. Le planteo el tema de más actualidad como es la alta subida de la tarifa de la electricidad, precisamente en enero, cuando por la pandemia la gente sale menos y está más en casa, y ahora, como añadido, se suma la ola de frío. FACUA exige al Gobierno que “no mire hacia otro lado ante la salvajada tarifaria del mercado eléctrico”. El precio del kilowatio/hora alcanzó los 22,14 céntimos este pasado 8 de enero, casi el doble que la media de 2020. La subida interanual alcanza ya el 31%.

R. Veníamos de un año tranquilo en el que la tarifa eléctrica estaba especialmente baja. Hemos tenido mínimos históricos. En abril, por ejemplo, estaba en torno a 56 euros el recibo del usuario medio y ahora está acercándose a los 84, un incremento interanual en estos primeros días de enero de un 31 %. Para nosotros eso es una auténtica salvajada lo que está haciendo el mercado eléctrico. Hay que tener claro que hoy ya no es el Gobierno el que fija la tarifa. Hace muchos años, desde la etapa de Mariano Rajoy que no se publica en el Boletín Oficial del Estado la tarifa eléctrica. Hay dictados de Bruselas que se han seguido pero de una manera un tanto sui generis, un tanto favorables a los intereses del sector eléctrico y en estos momentos en los que después de 19 meses de bajadas o al menos sin encontrarnos alguna subida, vemos un incremento en diciembre del 7 por ciento y, ahora, en enero un incremento que en la factura supera el 20 por ciento, está claro que el Gobierno debe de asumir que no debe de seguir mirando hacia otro lado, demorando medidas regulatorias en el sector eléctrico y que ese famoso Plan de cambio regulatorio de la electricidad que anuncian todos los gobiernos se tiene que acometer ya con una medida que recorte márgenes de beneficio para las grandes empresas de generación eléctrica, Endesa, Iberdrola, Naturgy, no pueden continuar ganando tanto por la venta de electricidad y porque en estos momentos además vivimos una coyuntura económica desfavorable para muchísimas familias. El Gobierno tiene que coger el toro por los cuernos y asumir la situación protegiendo al consumidor ¿Lo va a hacer? pues no lo tenemos claro. De momento no hemos visto interés por parte del Ejecutivo en tener un debate con las organizaciones que representamos los intereses del usuario en materia energética. No nos han preguntado que opinamos sobre cómo habría que modificar la regulación del sector. Al Ministerio de Transición Ecológica realmente no lo vemos muy interesado en conocer nuestra opinión porque posiblemente tenga ya un plan diseñado que considere que es el mejor de los posibles, pero a nosotros nos da la sensación, teniendo en cuenta esta coyuntura, de que las cosas no se están haciendo bien. Vamos a ver qué ocurre a lo largo de enero y del mes de febrero pero la sensación es que este año no va a tener nada que ver absolutamente nada con 2020. Volvemos a las grandes subidas de tarifas eléctricas y a los señores de las grandes compañías frotándose las manos previendo beneficios multimillonarios sin que el Gobierno haga prácticamente nada.

Ha habido distintos momentos con las barbaridades que cometían los gobiernos del PP, que hacían tan necesario un cambio político hacia la izquierda, que muchas personas comprometidas con la defensa de los derechos civiles nos hemos planteado si dábamos el salto a la política de partido.

P. Se le considera como una persona muy comprometida con ideas de izquierda. En parte le viene de herencia. Su padre, Francisco Sánchez Legrán, fue un activista importante  por las libertades en tiempos difíciles. Usted ha reconocido que aunque no es de Podemos “puedo ser votante de Podemos". En octubre de 2015, en otra entrevista en ELPLURAL, me confesó algo que no había dicho nunca como es que Pablo Iglesias le pidió presentarse a las elecciones europeas. Le dijo que no. Luego le propuso ir en las generales y volvió a decirle que no aunque le costó negarse ¿Se lo ha vuelto a ofrecer? ¿Dará el salto a la política?

R. Ha habido distintos momentos con las barbaridades que cometían los gobiernos del PP que hacían tan necesario un cambio político hacia la izquierda, que muchas personas comprometidas con la defensa de los derechos civiles nos hemos planteado si dábamos el salto a la política de partido y presentarnos a unas elecciones. Yo, en su momento, dije varias veces que no. Creo que hice bien porque desde la posición que tengo en FACUA hemos aportado bastante a lo que está haciendo el nuevo Gobierno de coalición. Hemos visto que hay cierta sensibilidad por parte de ministerios donde está Unidas Podemos al frente. Lamentablemente no vemos el mismo nivel de sensibilidad y de ganas de tener interlocución con nosotros en ministerios del Partido Socialista pero también es cierto que desde fuera del Gobierno, tanto nosotros como yo concretamente, hemos podido plantear a los ministros Iglesias y Garzón una serie de cuestiones que luego se han convertido en cambios normativos. Hace tan solo unos días se ha puesto en marcha que obliga a las grandes empresas a tener teléfonos gratuitos de atención al cliente y al resto se les impide tener líneas 902 y 901 de alto coste de manera exclusiva. Ya todos los teléfonos de atención al cliente tienen que representar un coste razonable o gratuito para el consumidor. Eso es fruto de estar reivindicando mes tras mes al Gobierno desde FACUA ese cambio. Eso no se le ocurrió al Ministerio de Consumo, hace falta sociedad civil fuerte y organizada que pueda trasladarle al Gobierno cuales son las cuestiones que hay que mejorar en materia regulatoria, cuales son los abusos que se dan en el mercado contra los que hay que actuar. Y para eso hace falta que no todo el mundo se vaya a presentar a unas elecciones y a intentar entrar dentro de un gobierno o trabajar desde la oposición. Si la sociedad civil se queda sin gente que está trabajando con fuerza para reivindicar cosas, al final flaco favor se le está haciendo a un gobierno de izquierdas. Por tanto, hace falta un gobierno progresista que desarrolle políticas realmente favorables a la ciudadanía pero hacen falta también grandes organizaciones en la sociedad civil que le recuerden permanentemente a ese gobierno a que intereses tiene que servir y que actúe como contrapeso frente a la CEOE o las grandes empresas del IBEX, etc.

P. ¿Por lo que me está diciendo, igual que hay quien mantiene que el feminismo es de izquierda o no lo es, mantiene que la defensa de los derechos del consumidor debe ser de izquierdas porque si no tampoco lo es?

R. Creo que la defensa del consumidor sin una perspectiva de lucha de clases no tiene ningún sentido. Somos consumidores, somos personas que no tenemos la fuerza ni el poder económico de las grandes multinacionales que nos estamos enfrentando a ellas, que le estamos reclamando que dejen de vulnerar las leyes, que mejoren la calidad de sus servicios, que cumplan con sus obligaciones y le tenemos que exigir a los gobiernos, sean del color que sean, que controlen el mercado, que actúen contra el fraude y que mejoren la regulación para favorecer los intereses de quienes no somos esas grandes multinacionales sino usuarios que recibimos esos servicios o compramos esos productos. Por lo tanto, hay organizaciones de consumidores de derechas, por supuesto, y es perfectamente asumible, pero creo que realmente la defensa del consumidor solo se entiende cuando se defiende exclusivamente intereses de los consumidores con una perspectiva de lucha de clases, y eso es progresismo o incluso marxismo, podríamos entender.

No niego que es duro ser el blanco de líderes de la ultraderecha española con Luis Pineda al frente de esos ataques, hasta ahora, donde desde distintos frentes de Vox me tienen en el punto de mira.

P. A usted, por el ejercicio de su labor en FACUA le han llamado ladrón, mafioso, acosador, sicario, terrorista…. Ha sido perseguido, denunciado, amenazado. “Aquí os dejamos sus datos, podéis denunciarles, romperles las piernas o lo que queráis”, decía el administrador de un canal de Telegram con casi 1.000 integrantes en el que aparecía usted como mencionado. Luis Pineda (presidente de Ausbanc) llegó a decir que su pareja era en realidad una prostituta a la que usted pagaba para encubrir su supuesta homosexualidad y que a la vez mantenía relaciones sexuales con su padre. Le han recordado que conocen cuál es su camino habitual de su casa al trabajo como hizo un secretario de Comunicación de Vox en Andalucía ¿Ha sentido la presión de una posible, paliza, atentado a su persona, ajuste de cuentas? ¿Alguna vez ha temido por su integridad física o la de su familia?

R. Sí, evidentemente. El ataque permanente que recibimos tanto compañeros de la organización como especialmente yo por ser su portavoz, quiere decir que estamos haciendo daño donde duele y donde tenemos que atacar que es a los grandes poderes económicos. No se fijarían en nosotros ni en mí si no estuviéramos incidiendo en determinadas cuestiones que perjudican a quienes hacen las cosas mal y cometen abusos y fraudes y, sobre todo, porque pueden pensar que representamos unas ciertas ideas políticas que son contrarias a sus intereses. Dentro de ese mensaje absolutamente cínico por parte de algunos que presentan a FACUA como una organización absolutamente subvencionada y como un chiringuito y, luego, cuando nosotros comenzamos a estudiar quienes son lo que lanzan esos mensajes contra nosotros incluso acusándonos de delitos, vemos como Luis Pineda está cometiendo prácticas delictivas, acaba procesado y está siendo juzgado en estos momentos y la Fiscalía pide nada más ni menos que 119 años de cárcel para él. Vemos como el juez Serrano, ese luchador contra los chiringuitos, al final había pedido una subvención de 2,5 millones de euros inflando fraudulentamente el valor de su empresa, presuntamente, además luego gastándose el dinero en otras cosas, pues a ese señor yo lo acabé denunciando en la UDEF y se abrió una causa judicial donde soy acusación particular. Podríamos hablar de una lista muy larga de personajes que acusan a los demás de lo que precisamente ellos están cometiendo. No voy a negar que es duro ser el blanco de grandes líderes de la ultraderecha en España desde que esta no era tan fuerte como en los primeros años de la anterior década, con Luis Pineda al frente de esos ataques, hasta ahora donde desde distintos frentes de Vox me tienen continuamente en el punto de mira aunque luego, al final, se desmonte fácilmente sus discursos.

Alcanzar ciertas cotas de popularidad, de presencia en los medios de comunicación o en redes sociales como en Twitter tiene como consecuencia que me pongan en la mira de sus ataques pero generalmente lanzando mentiras. Fíjate en la última que ha sido de una forma más blanda diciendo que FACUA criticaba al Gobierno de Rajoy por subir la luz pero ahora no critica al Gobierno de coalición. Resulta que la última información que hemos lanzado es pedirle al Gobierno que “deje de mirar hacia otro lado ante esa salvajada” de subida en la tarifa eléctrica. Siempre vamos a criticar las cosas que se hagan mal desde un gobierno, sea de izquierdas o sea de derechas.

Fue muy lamentable que Juanma Moreno como líder del PP andaluz, se sumara a Ausbanc y a Luis Pineda y llegara a pedir que los tribunales me imputaran por un delito absolutamente falso.

P. En ocasiones le he oído decir que ha sido víctima precisamente de esas “fake news” que mencionábamos antes "por ser una persona de izquierdas". También he leído la afirmación: “Me gustaría recriminarle a la cara a Juanma Moreno, el presidente de la Junta de Andalucía, la campaña de difamación que hizo contra mí difundiendo “fake news” ¿A qué se refería con esta frase?

R. Fue muy lamentable que Juanma Moreno como líder del PP andaluz se sumara a Ausbanc y a Luis Pineda y llegara a pedir que los tribunales me imputaran por un delito absolutamente falso. De hecho la acusación particular en la causa contra Ausbanc, Manos Limpias y Luis Pineda, está pidiendo que se les condenen por denuncia falsa e inventarse una historia intentando meterme en una causa judicial de las más importantes habidas en Andalucía en los últimos tiempos. El PP se suma a eso. El Partido Popular en Andalucía, y muy especialmente en Sevilla, se lanza contra todas las personas que tengan una vinculación con la izquierda o con líderes políticos de la izquierda con acusaciones falsas. Solo hay que recordar el caso de Antonio Rodrigo Torrijos, teniente de alcalde en Sevilla de Izquierda Unida que recibió ataques muy cruentos por parte de Zoido. De hecho Zoido llega al poder a base de campañas de difamación contra el PSOE y especialmente contra IU. Conmigo quisieron hacer algo parecido pero afortunadamente el juez entendió que no había ninguna sospecha contra mí en relación a las acusaciones que me lanzaba primero Ausbanc, luego Manos Limpias y después se quiso sumar el PP. Nunca pidieron disculpas y no creo que  vayan a pedirlas jamás en relación a todo lo que hicieron. En todo caso está claro que ayudaron a provocar un intento de desgaste en mi persona vinculándome a delitos de los que mucha gente me acusaba públicamente porque trascendieron a los medios de comunicación. Luego después se demostró que era todo un montaje de un experto precisamente en montajes como era Luis Pineda.

P. Usted es, y así se muestra, muy activo en redes. Recuerdo una anécdota durante una  entrevista televisiva en Sevilla que le realicé, como cogía el móvil que lo tenía debajo de la mesa incluso mientras yo le formulaba alguna pregunta larga ¿Hay dependencia de las redes en sentido negativo? ¿Se deforman las informaciones y las noticias con las fake news? ¿Piensa que cierta obsesión por estar al milímetro on line crea espacios negativos?

R. Vivimos unos tiempos muy complicados para quienes llevamos la comunicación de organizaciones, instituciones o empresas. Tiempos muy complicados porque hay que estar permanentemente dando información y respuestas en tiempo real a quien la pide de manera inmediata. Hay que estar a la altura de la situación y eso muchas veces vuelve un poco loco al tener que mantener un cierto nivel de respuesta y de presencia. Pero también es cierto que, como consecuencia de esa comunicación permanente a través de distintos tipos de medios y fundamentalmente redes sociales, estamos provocando un nivel de saturación informativa tan grande que algo muy grave que ocurre hoy pasado mañana ya se ha olvidado. La saturación informativa conlleva eso y quienes cometen abusos, irregularidades o fraudes se aprovechan de esa coyuntura porque muchas veces saben que durante uno o dos meses están apareciendo noticias sobre ellos, sobre sus anomalías o sobre sus delitos incluso, ello no implica mayor desgaste que dejar que transcurran dos o tres meses más y eso estará prácticamente olvidado, serán noticias de hemeroteca que habrá que tener muy buena memoria para recordarlas o hacer buenas búsquedas para poderle recordar a un líder político o un empresario las barbaridades que cometió “hacía mucho” tiempo. Eso también es peligroso pero son los tiempos que corren. Hace 30 ó 40 años no había ese nivel de información, los ciudadanos no estaban tan informados o “desinformados”, hoy vivimos otros momentos y además tenemos que enfrentarnos continuamente a las fake news, a informaciones absolutamente manipuladas, a auténticas mentiras que no son castigadas como correspondería porque es complicado enfrentarse a las noticias falsas. Hace poco lo he hecho con Eduardo Inda por una información con falsedades que publicó. Le interpuse una demanda judicial, se celebró rápidamente un juicio y al día siguiente ya teníamos sentencia contra Inda que le obligaba a publicar una rectificación y todavía no lo ha hecho. Posiblemente tendré que presentar una nueva demanda de ejecución para que la jueza le obligue bajo amenaza de multa a publicar esa rectificación.

P. Para finalizar le voy a hacer unas preguntas y peticiones propias en estas fechas de estreno de año. Recomiende un libro y dígame cuál ha sido su última película vista. También qué film nos recomienda de la actual cartelera de cine, cuál su director favorito y quienes sus actor y actriz. Recuerdo que una de las grandes aficiones de Rubén Sánchez, si no la mayor, es el cine.

R. En cuanto al libro ahora mismo recomendaría “Franquismo S.A.” de Antonio Maestre. Es un libro interesantísimo que pone al descubierto no solo lo que ocurrió en el franquismo sino a los grandes empresarios, o herederos hoy de aquellos que se lucraron e hicieron fortuna gracias a las barbaridades cometidas durante la dictadura incluidos a los esclavos que trabajan gratis para ellos en los campos de concentración.

En cuanto a películas, no necesariamente de hoy, clásicas desde mi perspectiva, podría recomendar algunas de finales de los noventa que a mí me apasionan. Una de ellas es “Acción civil”, de 1998 y protagonizada por John Travolta y otra sería “The Insider” del año 99 que protagonizan Al Pacino y Rusell Crowe. Son películas fantásticas y muy vinculadas al mundo de la protección de los consumidores y también del periodismo. Ver esas películas también nos sirve para ver cómo funciona el mundo y las grandes empresas, cómo se avisa de la gente y se la engaña e incluso cómo causan gravísimos problemas a su salud sin que al final les salga todo lo caro que debería.
En cuanto a directores favoritos tengo muchos. Me gusta mucho Tarantino y su trayectoria. Hay películas que ya he visto cuatro, cinco o seis veces. También me gusta mucho el cine clásico, las películas de Alfred Hitchcock. Más que cinéfilo soy “cinéfago” porque veo prácticamente de todo, incluso películas bastante malas pero que son entretenidas, me las trago a veces una y otra vez.
Como actor me gusta mucho Cary Grant del cine clásico. Del cine más reciente me gusta especialmente el cine de Tom Cruise y de actrices favoritas tengo una lista larguísima, de hace bastantes décadas una de mis preferidas es Jane Fonda.