La Asociación Española de Quiropráctica (AEQ) ha exigido que se regule su profesión en España a través de una serie de cartas que han enviado al Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social y al Ministerio de Ciencia​, Innovación y Universidades en la que se exponen los datos científicos que la avalan su trabajo. Este se ha producido después de que ambos ministerios dieran a conocer el Plan de Acción contra las Pseudoterapias. Esta medida quiere acabar con las disciplinas no avaladas de forma científica y que afecten a la salud.

Varios medios de comunicón anunciaban que los ministerios van a incluir la quiropráctica como una pseudoterapia más en esa lista. Cabe destacar que está reconocida como profesión sanitaria en países del entorno, como Francia, Portugal, Italia, Malta, Chipre, Suiza, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Suecia, Noruega, Reino Unido o Islandia, y en Estados Unidos, Canadá, Australia o Nueva Zelanda.

La AEQ indica que España es: el "Único país de la UE en el que la situación jurídica de la Quiropráctica no está clara y en el que, además, existe el riesgo de ser procesado por ello. Por delante de España se sitúan países como Estonia, Grecia y Hungría, en los que la profesión todavía no tiene carácter sanitario, pero en los que está reconocida de facto". Agrega que la formación Quiropráctica se realiza en facultades de Medicina de reconocido prestigio como la Universidad de Zürich, la Universidad del Sur de Dinamarca o la del Sur de Gales, entre otras.

Estudios Científicos

Estas cartas incluyen una serie de estudios cientificos que se han publicado en The Lancet, una de las publicaciones médicas más prestigiosas del mundo. Los escritos remitidos están firmados por Carlos Gevers, el presidente de la AEQ. Uno de los casos que cita es sobre la lumbalgia que afecta a todo el mundo y ha sido identificada como la mayor causa de discapacidad global. Se estima que cada año la lumbalgia es la causa de 57,6 millones de años totales vividos con discapacidad a nivel mundial.

Por último, el presidente de la AEQ destaca la necesidad de una regulación de este sector en España, para evitar que cualquier persona se determine como "quiropráctico". Afirma que estas personas atienden a pacientes teniendo muy poca formación y  por debajo de los cinco años mínimos de formación recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), máxima autoridad sanitaria mundial.