Nueve mujeres han acusado a Plácido Domingo de acoso sexual. La denuncia ha sido expuesta por la agencia de noticias norteamericana Associated Press, que se hace eco de los testimonios de las supuestas víctimas. La mezzo-soprano Patricia Wulf es la única que ha decidido denunciarlo públicamente y, según expone, Domingo forzaba a las mujeres a mantener relaciones a cambio de trabajos o castigos profesionales.

El tenor es una de las voces más admiradas en el mundo de la música clásica. Más de 50 años de carrera profesional a sus espaldas, 4.000 actuaciones y un sinfín de tareas como director.

Ahora, las sospechas se levantan sobre su figura. Ocho cantantes y una bailarina han asegurado a la agencia que fueron acosadas por Domingo en los años 80. Una de ellas ha explicado que el tenor le metió la mano por debajo de la falda y otras tres han dicho que las besó sin consentimiento.

“Que alguien te esté agarrando la mano durante toda la comida de negocios es raro, o que te ponga la mano en la rodilla” o “siempre te estaba tocando de alguna forma, siempre besándote” son algunas de las frases que incluye la agencia entre los testimonios.

Pero Associated Press no se queda ahí, ya que, además de las nueve que han denunciado públicamente al cantante, hay otra media docena de mujeres que aseguran haber recibido ofertas incómodas. La agencia dice haber hablado hasta con tres docenas más de mujeres que fueron testigos de la forma de proceder de Domingo.

Plácido Domingo ha contestado de la siguiente forma a AP: “Las acusaciones de estas personas anónimas que se remontan hasta tres décadas atrás son profundamente preocupantes y, tal como se presentan, imprecisas. Aún así, es doloroso oír que he podido molestar a alguien o hacerles sentir incómodos, da igual cuánto tiempo haga de ello y a pesar de mis mejores intenciones. Creo que todas mis interacciones y relaciones fueron siempre aceptadas y consentidas. La gente que me conoce o que ha trabajado conmigo sabe que no soy alguien que pueda hacer daño, ofender o avergonzar a alguien de manera intencionada”.

“Sin embargo”, prosigue, “reconozco que los baremos por los que hoy nos medimos, y debemos medirnos, son muy distintos de cómo eran en el pasado. He sido bendecido y privilegiado de haber tenido una carrera de más de 50 años y me ceñiré al más alto estándar”.