Diego Pérez de los Cobos fue el protagonista de la jornada del lunes. Pasado el mediodía, todos los medios digitales anunciaban que el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, destituía al coronel de la Guardia Civil por “pérdida de confianza”. Sin embargo, desde el Instituto Armado vinculan su cese a los informes sobre la manifestación del 8 de marzo.

Pero el excoronel Diego Pérez de los Cobos ya tuvo su cuota de protagonismo hace menos de tres años, cuando España vivía uno de sus momentos más turbulentos a nivel territorial. Cataluña buscaba la celebración de su segundo referéndum ilegal mientras el Gobierno, comandado por aquel entonces por Mariano Rajoy, trataba de impedirlo.

Para detener la votación, Soraya Sáenz de Santamaría desplazó a Juan Ignacio Zoido a Cataluña y éste, a su vez, puso al frente del operativo al ilustre Diego Pérez de los Cobos, que había mantenido su puesto de coronel desde que lo designase Alfredo Pérez Rubalcaba en 2006.

El operativo del 1 de octubre tenía un nombre propio y ese fue Diego Pérez de los Cobos. Su diseño no sólo ocuparía portadas a nivel nacional, sino que también estremeció a los rotativos de diversos países. Las cargas policiales en Cataluña abrieron ediciones el día posterior a la celebración del referéndum que el Gobierno trataba de impedir.

Imágenes que pusieron en entredicho al Gobierno de Mariano Rajoy, tanto dentro como fuera de las fronteras del país. El rostro de Diego Pérez de los Cobos comenzaba a salir en los medios de comunicación al ser el responsable del diseño del cuestionado operativo policial que convirtió el crispado escenario catalán en una batalla.

Bajo su mando también se decidió que la Guardia Civil se alojara en las entrañas del ya conocido barco de Piolin (Moby Dada) en el puerto de Barcelona. Esta estampa produjo estupor y carcajadas a partes iguales en las redes sociales y se convirtió en una fotografía irremplazable en el álbum de la crisis catalana.

Imagen del barco Piolín, donde se alojaron policías y guardias civiles, abandonando el puerto de Barcelona

Juicio del procés

Después del huracán en forma de votaciones, fugas y cargas policiales que albergó Cataluña, el conflicto recalaría en los tribunales. La Sala de lo Penal del Supremo sería el nuevo escenario para este cuento de nunca acabar que supuso el procés. Después de que desfilaran miembros de la clase política y del Gobierno de aquel entonces, llegaría el turno de Diego Pérez de los Cobos.

El coronel de la Guardia Civil ya mantuvo un tenso enfrentamiento con el por entonces Mayor de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero. Rifirrafes sobre los que, por supuesto, se pusieron el foco durante el proceso judicial. La testifical de Pérez de los Cobos pivotó sobre la complicidad de la policía catalana con la independencia de Cataluña y el referéndum ilegal.

De hecho, el coronel relató que “hubo un llamamiento por parte de los Mossos para no tener que actuar” aquel fatídico 1 de octubre. De los Cobos llegó a calificar, incluso, el dispositivo diseñado por el cuerpo catalán como una “estafa”. Los efectivos de los Mossos, a su juicio, fueron “insuficientes, inadecuados e inapropiados”.

Su testifical estuvo marcada de polémica no sólo por su relato sobre las actuaciones de los Mossos en el referéndum ilegal, sino porque subrayó que “no hubo violencia” por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y responsabilizó a los grupos de ciudadanos catalanes de la “virulencia” de las respuestas policiales.