Más de tres mil cirugías de cataratas al año realiza el Servicio de Oftalmología de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, aunque esta ha sido, sin lugar a dudas, una muy especial.

La razón, la peculiaridad del paciente, nada más y nada menos que un lémur del parque temático de la naturaleza Faunia.

Bajo la coordinación de profesionales de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense (UCM), los especialistas de este centro hospitalario han operado de cataratas al animal.

Utilizando anestesia general, se le ha realizado una cirugía bilateral, “extrayendo el cristalino de ambos ojos con la técnica de facoemulsificación, la más empleada en humanos a día de hoy”, explica el Dr. San Román Llorens, médico adjunto del Servicio de Oftalmología de la Fundación Jiménez Díaz experto en córnea y segmento anterior,

La colaboración entre profesionales de estos distintos ámbitos ha sido clave para llevar a cabo una intervención que es la primera de estas características que se realiza en España y la segunda en Europa.

Un ojo similar al humano

Y es que una de las principales dificultades con las que se encuentran los oftalmólogos veterinarios es “el tamaño ocular de estos mamíferos y la falta de instrumental quirúrgico para animales adaptado a este tipo de cirugía”, subraya el Dr. San Román. “Las dimensiones del globo ocular en el resto de los animales son mucho mayores que en el lémur, cuyo diámetro corneal es de 12 mm, muy parecido al del ojo humano, aunque difiera en la longitud axial y en otras estructuras anatómicas", precisa.

Por este motivo, cuando los oftalmólogos veterinarios diagnosticaron de cataratas al lémur plantearon la posibilidad de realizar una cirugía conjunta con especialistas más habituados a microcirugías de este calibre en seres humanos y se pusieron en contacto con el Servicio de la Fundación Jiménez Díaz.

“En cuanto conocimos el caso, contactamos con los oftalmólogos veterinarios de la UCM para acordar los detalles “, rememora este facultativo.

Operación lemur Faunia

Equipo multidisciplinar

Es habitual que los residentes de Oftalmología, durante su formación, hagan prácticas en ojos de animales, frecuentemente de cadáveres de cerdos. Sin embargo, es mucho menos frecuente una colaboración de estas características con veterinarios, para la que ha sido clave la formación de un equipo multidisciplinar, integrado, además de por el Dr. San Román, por la Dra. June Artaechevarria, la enfermera del hospital, Rebeca Lirola Robledo; los oftalmólogos veterinarios de la UCM Rodríguez Álvaro y González Alonso-Alegre, y anestesistas veterinarios. A su trabajo hay que añadir, además, el de los veterinarios de Faunia Lino Pérez y Manuel de la Riva, los profesionales que se encargan ahora del seguimiento de este particular paciente. 

Una patología frecuente

La catarata es una patología oftalmológica frecuente en lémures, los mamíferos más amenazados del planeta, Generalmente, se presenta cuando el primate llega a una edad avanzada y al tratarse de cataratas madurativas, suelen presentar mayor dureza.
Hasta el momento, las cirugías que se habían empleado, por tanto, eran extracciones extracapsulares, la técnica convencional utilizada en seres humanos.

Sin embargo, este caso presentaba una peculiaridad. El animal tan solo tiene 2 años y su catarata era “llamativamente blanda, posiblemente por la edad, de ahí que se crea que tiene origen congénito o metabólico”, señala la Dra. Artaechaverria.

Una técnica de vanguardia

Esta fue la razón por la que se decidió apostar por la técnica más actual, la facoemulsificación, consistente en “emulsionar o fragmentar con ultrasonidos la lente interna del ojo para poder extraerla mediante aspiración”, aclara la oftalmóloga.

Tras debatir mucho la posibilidad de ponerle o no lentes intraoculares para mejorar la visión postoperatoria, se decidió no hacerlo, ya que “no existen estudios previos que avalen su utilización”, subraya. A esto hay que añadir que los lémures utilizan para su vida cotidiana otros sentidos como el olfato y el oído, lo que llevó a decidir “dejarle afáquico, sin cristalino”, afirma.

No obstante, si el en futuro fuera necesario, “se podría implantar en un segundo tiempo una lente intraocular", concluye.