Pensar en el Santiago Bernabéu es sinónimo de que se vengan a la mente los puestos ambulantes de sus inmediaciones. En ellos, se vende comida, bufandas y otros recuerdos del club desde hace décadas. Sin embargo, en la actualidad, su actividad se está viendo frustrada al no poder regresar a la Calle Rafael Salgado de Madrid, donde habitualmente operan. Hasta hace poco, el Ayuntamiento alegaba a las obras del estadio para el desplazamiento de los puestos, pero ahora, ya han terminado y la calle tiene todavía más espacio que antes, por lo que las administraciones se amparan en que aún deben recepcionar la calle para que los puestos puedan regresar a ella. ElPlural.com se ha puesto en contacto con Paqui Romero, gerente de la Asociación Provincial de Comerciantes Ambulantes y Ferias de Madrid (APCAFM) para tratar este asunto.
Estos puestos, para regresar a su emplazamiento original, dependen del permiso que debe darles la Junta Municipal del Distrito de Chamartín, área dependiente del Ayuntamiento madrileño de José Luis Martínez-Almeida, una vez se produzca el recepcionamiento de la calle. El Ayuntamiento les ofreció una alternativa que no les quedó más remedio que aceptar, que les relegaba a los laterales de la Castellana, un lugar en el que pasan más inadvertidos y en el que venden mucha menos cantidad de artículos.
"Llevamos 30 años trabajando junto a la Junta Municipal de Distrito. Sabemos de lo que hablamos y nunca hemos tenido ningún problema cuando aumentaban los perímetros de seguridad. Nos hemos adaptado y nunca ha habido inconvenientes", arranca Romero en conversación con este medio.
"Seguimos pendientes de lo que se dictó en el Pleno del mes de septiembre, en el que se dieron 20 días de plazo para actuar. Pasaron los 20 días, nos pusimos en contacto con la coordinadora y en pocas palabras, no nos han dicho absolutamente nada ni aportado ninguna nueva solución. Ellos dicen que tienen que velar por los intereses públicos, pero el comercio ambulante necesita tener ya algunas respuestas", continúa la gerente.
"Ya van dos meses desplazados y no están vendiendo prácticamente nada. El Ayuntamiento nos dio la alternativa de desplazarnos a los laterales de la Castellana. Advertimos de que eso no era una buena opción y se está notando en un daño económico muy grande. Todo lo que se pronosticó ha sucedido", prosigue.
"En la calle ya no hay nada, no hay obras, y la acera es incluso más ancha que antes. Antes se argumentaba que era por las obras y por seguridad, pero a veces hemos llegado a trabajar con grúas encima de la cabeza y no había problema, y ahora no entendemos cómo es posible que ahora que no hay ninguna clase de peligro los puestos no vuelvan a su sitio. Los comerciantes quieren volver a su rutina y el público los echa de menos porque no sabe dónde encontrarlos ahora. La gracia es que los puestos siempre han estado en las inmediaciones del estadio, y ahora no", reivindica.
"Es una actividad económica de la que dependen familias"
"Además, también tienen trabajadores en nómina con los que hay que contar, que tienen su sueldo todos los meses, su Seguridad Social, sus compromisos económicos a los que atender... Al final, esto se trata de una actividad económica de la que dependen familias y que se está frenando, y hay que darle una cobertura económica que, al menos, implique su regreso a su ubicación inicial. Además, esto no es un mercadillo en el que los puestos tienen un metro de separación entre sí. Son puestos individuales y cada uno de ellos tiene su sitio estipulado para desarrollar su actividad", reivindica Romero.
"La justificación que se da desde la administración es que la calle no está recepcionada todavía. Pero si únicamente depende de ese trámite, lo que queremos es que se proceda con mayor agilidad para solventarlo y que nos informen de cuándo vamos a poder volver. No podemos esperar hasta que acaben las obras del Metro en 2027, necesitamos una estabilidad de futuro y saber lo que va a pasar con esos puestos. Si los dejan donde están ahora, no van a poder sobrevivir. Son 90 familias que dependen de esto", denuncia.
"Los primeros decretos en los que se informó de estos cambios están fechados a marzo, por lo cual hay puestos que llevan ya casi 7 meses sin poder ejercer con normalidad su actividad. También hemos dicho que podíamos dejar de vender trompetas por si algún vecino tenía inconvenientes por el ruido, ahora que también está habiendo polémicas por el ruido que genera el nuevo estadio", señala. "Además, solamente vamos 8 horas antes de los partidos y nos vamos 2 horas después, una vez cada quince días, que es cuando juega el Real Madrid en el estadio. Nuestra presencia es mínima", defiende.
Así las cosas, las reivindicaciones de los comerciantes ambulantes son sencillas: regresar a su lugar de trabajo habitual ahora que ya no hay peligro de desprendimientos ni obras, además de que el ancho de la acera ofrece incluso mejores condiciones, y que los trámites para la ejecución de la licencia se agilicen, poniendo así fin a la delicada situación económica de las familias dependientes de esta actividad.