La inteligencia artificial ha llegado también al ámbito judicial. De hecho, tal y como publicamos en esta entrevista a Javier Esteban López, experto en inteligencia artificial, ya se están redactando borradores de resoluciones judiciales con herramientas basadas en IA. Pero es que la posibilidad que tiene la IA puede ser aún mayor y puede ayudar a combatir los crímenes machistas.

De hecho, el magistrado del Tribunal Supremo Vicente Magro, el exsenador del PP que se se hizo famoso por aceptar a trámite la denuncia contra el Gran Wyoming y Dani Mateo por hacer chistes sobre el Valle de Cuelgamuros, ha planteado recientemente durante el IV Forum Europeo de Inteligencia Artificial, celebrado en Alicante los días 5 y 6 de noviembre, que la inteligencia artificial (IA) puede convertirse en una herramienta decisiva para evaluar con más precisión el riesgo de asesinato en casos de violencia de género.

La inteligencia artificial puede ayudar a evitar la violencia machista

Según el magistrado, las herramientas con inteligencia artificial pueden ayudar a la justicia a prevenir los casos de crímenes machistas. En concreto, según el magistrado, la IA puede tener la capacidad de adelantarse a que se produzca un crimen mediante sistemas predictivos que conseguirían poder actuar antes de que se produzca una agresión grave.

“Si aplicamos la predictibilidad a la evaluación del riesgo, podremos reducir las cifras de crímenes de género”, afirmó durante su intervención en unas declaraciones recogidas por Confilegal.

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¿Cuáles son los beneficios del uso de la IA en los casos de violencia de género?

Para el magistrado, el uso de la inteligencia artifical tiene tres beneficios clave: rapidez, coherencia y prevención. El primer beneficio es posible porque los sistemas pueden procesar en segundos información que un análisis humano tardaría mucho más en revisar.

Esto es algo en lo que coincide Ramón Istalt, abogado experto en derecho de la construcción, incumplientos de contratos o negligencias médicas, que considera que permite, en primer lugar, "ahorrar trabajo de tramitación y automatizar tareas, lo cual ayudaría a reducir el colapso judicial que venimos sufriendo los profesionales del derecho y, lo que es peor, la propia ciudadanía". 

Además, Istalt añade que "resulta lógico deducir que la IA puede ayudar a «mejorar»  la calidad de las decisiones, pues sus algoritmos son capaces de analizar grandes volúmenes de datos y proporcionar información relevante para la toma de decisiones judiciales.

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Sesgos de la inteligencia artificial en el ámbito judicial

El segundo beneficio que Magro considera que tiene el uso de la inteligencia artificial es que aplica criterios uniformes y reduce la variabilidad que existe entre valoraciones manuales. Esto es algo en lo que coincide Istalt, que afirma que la "IA puede contribuir a reducir sesgos personales y subjetivos en la toma de decisiones judiciales al utilizar algoritmos basados en datos".

Ahora bien, el profesor de Derecho Constitucional en la Universitat de València Jorge Castellanos Claramunt considera que esto no es siempre así y que los sistemas de IA pueden generar algún tipo de discriminación.

Explica Castellanos en un artículo que "los sistemas de IA se basan en datos que recolectan y analizan para «aprender» y realizar tareas de manera autónoma, por lo que si los datos utilizados para entrenar una IA contienen información sesgada o prejuicios, es posible que el sistema también reproduzca esos sesgos y discrimine a ciertas personas o grupos".

"Por ejemplo, si se entrena un sistema de IA con datos que muestran una mayor cantidad de delitos cometidos por personas de un determinado grupo étnico, es posible que el sistema «aprenda» a discriminar a ese grupo en particular", añade.

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Prevenir los crímenes machistas gracias a la inteligencia artificial

Por último, el tercer beneficio asociado a la IA es que puede actuar antes al prevenir una posible escalada violencia, algo que es beneficioso puesto que según Magro actualmente el sistema judicial permite actuar una vez que se produzca la denuncia o una agresión.

A modo de ejemplo sobre este punto en particular, el juez cito el caso de HART, una herramienta que "clasifica los sospechosos en tres grupos, según su nivel de riesgo de reincidencia en los siguientes dos años (riesgo elevado, moderado o bajo)", según afirma Laura Notaro en ‘Algoritmos predictivos’ y justicia penal desde una perspectiva italiana y europea

Dicha aplicación fue utilizada la policía de Durham para seleccionar las personas con riesgo moderado de reincidencia que pueden acceder a un programa de diversión llamado ‘Checkpoint’. 

En definitiva, la inteligencia artificial abre un campo de posibilidades para reforzar la justicia y anticiparse a riesgos que hoy pasan desapercibidos. Pero, al menos por ahora, la tecnología no sustituye la mirada humana: solo la complementa. El reto no es elegir entre jueces o algoritmos, sino aprender a combinar ambos para llegar antes y decidir mejor.

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