En la sociedad actual resulta casi imposible no relacionar el término fiesta con alcohol. Sobre todo en menores de edad que, a pesar de que la venta a estos está prohibida, son capaces de adquirirlo y consumirlo por métodos muy diversos. Se trata de una práctica consentida por todos los que forman parte de la realidad de este país. Pasa desapercibida para todos.

Sólo cuando esto conlleva una desgracia, como el fallecimiento de la niña de 12 años en Madrid tras un coma etílico, la clase política – y la sociedad en general – se sensibiliza sobre este problema y se discuten posibles medidas en el Congreso o el debate también se establece en la calle. Una vez pasado el asunto, todo cae en el olvido y las leyes propuestas caen en saco roto.

La reacción de la ciudadanía

Ante la ausencia de medidas que solucionen de verdad este grave problema, los padres y educadores se han puesto manos a la obra. Junto a la Fundación de Ayuda a la Drogadicción (FAD), asociaciones de padres han estado durante meses redactando un documento en el que explican cuáles son las medidas más convenientes – a su parecer, claro – para combatir juntos contra una realidad intermitente para la mayoría.

Los datos de alcoholismo en menores se antojan desoladores, pues cada vez se prueba el alcohol con menos edad. Es una cifra – podría decirse – directamente proporcional. Y es que el 68% de los adolescentes reconocen haber bebido algo en los últimos 30 días y, a su vez, un 20% de ellos afirman “haberse pillado una borrachera”, según los datos de la Encuesta sobre Alcohol y Drogas en España.

Si a esto le sumamos que los 13 años es la edad en la que los adolescentes ‘hacen sus pinitos’ con el alcohol. Claro que el consumo compulsivo de esta sustancia se ha incrementado en un 23% más – del 14 al 37% - entre los jóvenes de 14 a 16 años.

Para acabar con estos datos sobre la mesa, en las propuestas de la FAD en el manifiesto hecho público el pasado 11 de julio,  se infiere educación, prevención, menos estigmatización de los menores y normas de control que sean mucho más efectivas que las actuales.

‘Mea culpa’

Ese es el sentimiento de las familias con hijos que han coqueteado con el alcohol. Se sienten cómplices del daño causado por no haber previsto el problema y consideran que han fallado a sus propios hijos. No obstante, también creen posible un cambio de rumbo ante el “fracaso social” del que “todos somos responsables”, dijo la presidenta de la Confederación Española de Asociaciones de Padres (Ceapa), Leticia Cardenal, en una acto celebrado en CaixaForum.

Consideran también que “la educación doméstica que llevan a cabo muchas familias” no es suficiente para “una prevención eficaz”.  Por ello, ofrecen una solución: “conocer y supervisar los entornos donde nuestros hijos e hijas se educan, relacionan y divierten”, con el fin de que estos “sean más seguros”.

Batería de medidas

Proponen desde FAD, amén de mantener las que ya hay – programas alternativos de ocio -, añadir unas cuantas alternativas que esquiven la tentación de caer en el alcohol. Un ejemplo que han propuesto en su manifiesto es la idea de incrementar los precios de las bebidas alcohólicas y clausurar aquel local que pueda vender bebidas alcohólicas a menores.