Un estudio realizado por la agencia de viajes eDreams situa a los españoles como los turistas europeos más madrugadores. De hecho, el 67% reconoce que se levanta temprano cuando está de viaje, una opción muy cercana a la de los italianos (65%) y portugueses (63%). En cambio, dicho informe situa a los alemanes a los menos propensos a levantarse temporano para viajar.

En el estudio la costumbre de madrugar para viajar se mantiene en todas las franjas de edad de los españoles, aunque alcanza su punto más alto entre los jóvenes de 18 a 24 años, con un 74%. Por género, las mujeres muestran más actividad a primera hora, con un 71%, frente al 63% de los hombres.

Existen muchas razones por las que viajar a primera hora es mucho más ventajoso: primeramente, porque normalmente podrás entrar a tu alojamiento a partir de las doce de la mañana, por lo que si llegas al destino más tarde estarías perdiendo dinero.

Además, según afirmó Phil Dengler, co-fundador de The Vacationer, los vuelos que salen temprano "tienen muchas menos probabilidades de retrasarse o cancelarse que los que salen más tarde", afirmó a TheHuffPost

"Incluso si su vuelo de la mañana se cancela, la probabilidad de sufrir un retraso prolongado es mínima" afirma Dengler, que añade que "en caso de cancelación, aún hay tiempo para conseguir un nuevo vuelo esa misma mañana o a primera hora de la tarde".

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Rutinas al llegar al alojamiento

Una vez en el alojamiento, una costumbre que realiza el 29% de los españoles según este estudio es revisar la habitación con mucho detalle. Y un 9% de los españoles, además, graba y hace fotos al lugar antes de comenzar a usarlo. En cambio, otro 27% prefiere simplemente en deshacer la maleta nada más llegar y colocarlo en su sitio. 

En cuanto a los 'amenties', un 64% asegura utilizar dichos productos de aseo del hotel durante su estancia, aunque esta cifra es mucho mayor —un 78%— entre los mayores de 55 años, mientras que entre los menores de 34 este porcentaje es mucho menos, del 46%. 

Además, un 15% se lleva estos productos a casa porque considera que están incluidos en el precio y un 11% lo hace para evitar que se desechen. Por otro lado, al comparar con otros países, España comparte liderazgo europeo en el uso de estos artículos con Alemania y Reino Unido, que alcanzan porcentajes similares.

Búsqueda de experiencias auténticas de los turistas españoles

Una tendencia entre los viajeros españoles es la de buscar lo que se conoce como experiencias auténticas, lo que se traduce, por ejemplo, en que un 48% visita supermercados locales para conocer de cerca el destino en el que van a pasar unos días.

Pero esto no solo es algo propio de los españoles, sino que también sucede algo parecido entre los italianos, aunque queda por debajo de la media global del estudio, situada en el 58%. Alemania (74%) y Reino Unido (68%) encabezan esta práctica.

En España, los menores de 25 años son quienes más se animan a entrar en estos establecimientos, con un 61%, mientras que en los mayores de 65 años baja al 33%. Las mujeres lo hacen algo más que los hombres.

Otros hábitos que aparecen en el informe apuntan a que el 39% se interesa por museos de temáticas poco habituales, el 40% busca tiendas de ropa locales y el 27% acude a cadenas de comida rápida internacional, especialmente los jóvenes. Además, un 7% reconoce que entra en farmacias del destino por pura curiosidad.

El informe señala, además, que el 23% de los españoles incluye en sus rutas lugares asociados al llamado dark tourism, como cementerios o catacumbas. Es el segundo porcentaje más alto en Europa después de Francia, que llega al 27%. Entre los 25 y 34 años, esta preferencia sube hasta el 32%.

Aunque pueda parecer extraño, los aficionados al dark tourism no tienen por qué ser unas personas religiosas o que crean en la vida ultraterrenal. De hecho, Daniel Liviano, investigador de la UOC explica a Victor Calderón Fajardo, autor de 'Turismo dark: la muerte como nuevo negocio turístico en España' que “una parte importante de los tanatoturistas tiene la necesidad de conectar de una manera simbólica y espiritual con la muerte", asegura.

"Y este hecho trasciende a cualquier religión. Así, una persona puede no ser creyente, en el sentido de que no profesa ninguna fe en ninguna religión en particular y, aún así, necesitar afrontar la idea de la muerte. Viajar es simplemente una manera de hacerlo”, añade el experto.

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