Es difícil ponerse de acuerdo en eso de madrugar o no. A cada cual le va una cosa y lo achacan a sus bioritmos, a los ritmos circadianos o simplemente a la costumbre. Hay quien odia madrugar, especialmente levantarse cuando aún no ha amanecido, y quien atribuye el secreto de su éxito a levantarse a las 4 a.m. y salir a correr tan fresco. Muchos gurús y emprededores de éxito promueven esa disciplina que da con sus huesos en la cama antes de las nueve de la noche, justo cuando otros están en su punto álgido de actividad o se preparan para salir de fiesta. Ahora, un estudio científico promete echar más leña al fuego al identificar el gusto por madrugar con algo atávico

Los neandertales pueden haber sido gente mañanera

Un nuevo artículo de investigación publicado en la revista Genome Biology and Evolution  sugiere que el material genético de los ancestros neandertales puede haber contribuido a la propensión de algunas personas hoy en día a ser "madrugadores", ese tipo de personas que se sienten más cómodas levantándose y acostándose más temprano.

Nuestro origen en el amanecer de la Humanidad

Según explican desde Oxford University Press, donde el artículo ha sido aceptado para publicación y se ha preregistrado un DOI que redirigirá al artículo publicado cuando esté disponible, todos los humanos anatómicamente modernos tienen su origen en África hace unos 300.000 años, donde los factores ambientales dieron forma a muchas de sus características biológicas. 

Es decir, que da igual donde vivas tienes genética africana, ya que hace aproximadamente 70.000 años, los antepasados de los humanos euroasiáticos modernos comenzaron a migrar a Eurasia, donde encontraron diversos entornos nuevos, incluidas latitudes más altas con mayores variaciones estacionales en luz diurna y temperatura.

Sin embargo, no eran los únicos homínidos sobre el planeta, ya que los neandertales y los denisovanos habían vivido en Eurasia durante más de 400.000 años. ¿De cuál de ellos procedemos entonces?

Estos tipos de homínidos arcaicos divergieron de los humanos modernos hace unos 700.000 años y, como resultado, nuestros ancestros evolucionaron en diferentes condiciones ambientales. 

 

De qué homínido arcaico procedes

Esto resultó en la acumulación de variaciones genéticas y fenotipos específicos del linaje. Cuando los humanos llegaron a Eurasia, se cruzaron con los homínidos arcaicos del continente, y esto creó el potencial para que los humanos obtuvieran variantes genéticas ya adaptadas a estos nuevos entornos.

Trabajos anteriores han demostrado que gran parte de la ascendencia de los homínidos arcaicos en los humanos modernos no fue beneficiosa y fue eliminada por selección natural , pero algunas de las variantes de homínidos arcaicos que quedan en las poblaciones humanas muestran evidencia de adaptación. Por ejemplo, las variantes genéticas arcaicas se han asociado con diferencias en los niveles de hemoglobina a mayor altitud en los tibetanos, la resistencia inmune a nuevos patógenos, los niveles de pigmentación de la piel y la composición de las grasas.

Evolucionar y madrugar

Para llegar a las conclusiones sobre la naturaleza neradental del madrugón, el estudio que verá la luz explica que los cambios en el patrón y el nivel de exposición a la luz tienen consecuencias biológicas y de comportamiento que pueden conducir a adaptaciones evolutivas. Los científicos han explorado ampliamente la evolución de la adaptación circadiana en insectos, plantas y peces, pero no está bien estudiada en humanos.

Los ambientes euroasiáticos donde vivieron los neandertales y los denisovanos durante varios cientos de miles de años están ubicados en latitudes más altas con horarios de luz más variables que el paisaje donde evolucionaron los humanos modernos antes de abandonar África. Así, los investigadores exploraron si existía evidencia genética de diferencias en los relojes circadianos de los neandertales y los humanos modernos.

Los investigadores definieron un conjunto de 246 genes circadianos mediante una combinación de búsqueda bibliográfica y conocimiento experto. Encontraron cientos de variantes genéticas específicas de cada linaje con el potencial de influir en los genes implicados en el reloj circadiano. Utilizando métodos de inteligencia artificial, resaltaron 28 genes circadianos que contienen variantes con potencial para alterar el empalme en humanos arcaicos y 16 genes circadianos probablemente regulados de manera divergente entre los humanos actuales y los homínidos arcaicos.

Los antepasados de los humanos modernos euroasiáticos y los neandertales se cruzaron"

 

Esto indicó que probablemente existían diferencias funcionales entre los relojes circadianos de los homínidos arcaicos y los humanos modernos. Dado que los antepasados de los humanos modernos euroasiáticos y los neandertales se cruzaron, era posible que algunos humanos hubieran obtenido variantes circadianas de los neandertales.

Para probar esto, los investigadores exploraron si las variantes genéticas introgresadas (variantes que pasaron de los neandertales a los humanos modernos) tienen asociaciones con las preferencias del cuerpo por la vigilia y el sueño en una gran cohorte de varios cientos de miles de personas del Biobanco del Reino Unido.

Encontraron muchas variantes introgresadas con efectos sobre la preferencia del sueño y, lo más sorprendente, descubrieron que estas variantes aumentan constantemente el "mañanismo", la propensión a despertarse temprano. Esto sugiere un efecto direccional sobre el rasgo y es consistente con adaptaciones a altas latitudes observadas en otros animales.

A vueltas con el reloj circadiano

El aumento de la mañana en los seres humanos se asocia con un período más corto del reloj circadiano. Es probable que esto sea beneficioso en latitudes más altas, porque se ha demostrado que permite una alineación más rápida del sueño/vigilia con señales de sincronización externas. Se requieren períodos circadianos más cortos para la sincronización con los períodos de luz de verano prolongados de latitudes altas en las moscas de la fruta , y la selección de períodos circadianos más cortos ha resultado en clinas latitudinales de período decreciente con una latitud creciente en las poblaciones naturales de moscas de la fruta.

Por lo tanto, el sesgo hacia la mañana en las variantes introgresadas puede indicar una selección hacia un período circadiano más corto en las poblaciones que viven en latitudes altas. La propensión a ser una persona mañanera podría haber sido evolutivamente beneficiosa para nuestros antepasados que vivían en latitudes más altas en Europa y, por lo tanto, habría sido una característica genética neandertal que valía la pena preservar.

Más información: Keila Velazquez-Arcelay et al, Archaic Introgression Shaped Human Circadian Traits, Genome Biology and Evolution  (La introgresión arcaica dio forma a los rasgos circadianos humanos, la biología del genoma y la evolución) (2023). DOI: 10.1093/gbe/evad203

Información de la revista: Genome Biology and Evolution. Imagen de 12019 en Pixabay