La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda siempre que sea posible el parto natural, además del contacto temprano piel con piel entre madre y recién nacido, así como la iniciación de la lactancia materna en la primera media hora de vida. Aunque parezca una paradoja, los avances tecnológicos posibilitan cada vez más naturalizar el momento del parto, con una atención mínimamente intervencionista preservando en todo momento la intimidad tanto de la madre como del bebé, además de su salud. Incluso en los casos en los que es necesario practicar una cesárea se puede humanizar el momento del nacimiento.

¿Qué quiere decir un parto humanizado?

El parto humanizado no significa renunciar a los avances de la medicina. De lo que se trata es de respetar la fisiología de este proceso natural, con la mujer y el recién nacido como protagonistas, pero con el apoyo tecnológico necesario si se produce una complicación. “El objetivo fundamental es que se viva la experiencia del nacimiento como un momento especial, placentero, en condiciones de dignidad humana, donde la mujer sea sujeto y protagonista de su propio parto, reconociendo el derecho de libertad de las mujeres o las parejas para tomar decisiones sobre dónde, cómo y con quién parir, en este momento tan importante”, nos explica la Dra. Lucía García, jefa de la Sección de Pediatría del  Hospital Universitario Infanta Elena en Valdemoro, integrado en la red sanitaria pública de la Comunidad de Madrid.

Este centro sanitario es un Hospital IHAN en Fase 3, un reconocimiento con el que Unicef y la OMS acreditan la aplicación de buenas prácticas en la humanización de la asistencia al nacimiento y la promoción de la lactancia materna. El siguiente paso será conseguir la acreditación para la cuarta fase, que implicaría pasar por una auditoría externa que certifique la excelencia del servicio.

El nacimiento humanizado y la lactancia materna van inexorablemente unidos según los requisitos planteados por la OMS para otorgar esta distinción. “Un hospital acreditado tiene que ofrecer una asistencia al parto acorde con la Estrategia de Atención al Parto Normal del Sistema Nacional de Salud de manera que, cuando la situación clínica de madre e hijo lo permiten, se respeten las necesidades de madre e hijo y la creación del vínculo materno-filial, y se apoye el inicio precoz de la lactancia”, puntualiza la Dra. Lucía García, que es también presidenta del Comité de Lactancia Materna y responsable de la acreditación IHAN en el Infanta Elena.

El equipo del Comité de Lactancia Materna del Hospita Infanta Elena
El equipo del Comité de Lactancia Materna del Hospita Infanta Elena

Lactancia materna

“La lactancia materna es la forma de alimentación ideal para el recién nacido al ser la más saludable, individual y adaptada para cada niño, además de sostenible y respetable con el medio ambiente”, nos comenta el Dr. Enrique de la Orden, jefe del Servicio de Pediatría del mismo hospital.

En aquellos casos en los que no es posible la lactancia materna o ésta es insuficiente, existe la posibilidad de alimentar al bebé con leche donada a través de un banco de leche, siendo la lactancia artificial una segunda opción. 

"La composición e ingredientes funcionales de la leche materna son característicos y adaptados para cada niño en cada momento evolutivo"

Esto no significa que la leche de fórmula no sea adecuada para cubrir las necesidades de los recién nacidos. “Los preparados lácteos cumplen con su objetivo de nutrir al niño y, en cantidades suficientes, cubren todas sus necesidades de macro y micronutrientes para su desarrollo óptimo. No obstante, el patrón de ganancia de peso puede ser mayor y más rápido comparado con el de los lactantes amamantados. Además, la composición e ingredientes funcionales de la leche materna son característicos y adaptados para cada niño en cada momento evolutivo de la lactancia a diferencia de un preparado de inicio que es igual en todo momento y sus ingredientes funcionales dependen de la formulación específica de cada casa comercial”, matiza el Dr. Enrique de la Orden.

¿Qué es el plan de parto?

Todo esto se articula a través de un plan de parto, un documento donde la gestante explica cómo quiere que sea ese importante momento indicando si desea estar acompañada y por quién, el ambiente durante la dilatación, si desea cortar el cordón umbilical o lo hará su acompañante, entre otras cosas. 

En este tipo de partos se informa puntualmente a la paciente y a su acompañante de las actuaciones que se van a realizar, respetando su opinión, siempre y cuando no exista peligro para la madre o el bebé. La idea es respetar los tiempos de dilatación y el proceso natural, evitando administrar el goteo continuado de oxitocina para estimular las contracciones artificialmente.

"Rechazar la epidural es una elección de la paciente"

La amniorrexis (o rotura de bolsa amniótica) artificial sólo se realiza si es necesaria para la adecuada evolución del parto a criterio médico. Asimismo, se favorece que la mujer pueda moverse y la sedación se convierte en opcional. "Rechazar la epidural es una elección de la paciente", asegura la Dra. Montserrat González Rodríguez, jefa de Sección de Obstetricia del Hospital Infanta Elena. En cualquier caso, añade que la anestesia "es una técnica más de alivio del dolor que no dificulta el parto".

Prácticas habituales en los partos convencionales como el rasurado del periné desaparecen y, siempre que sea posible, se permite el alumbramiento en diferentes posiciones. Tampoco se practica la episiotomía de rutina, sólo en los casos en los que así lo requieren.

Protocolo de asistencia humanizada en cesáreas programadas

"Para las cesáreas programadas tenemos un protocolo de asistencia humanizada en el que las pacientes están acompañadas por la persona de su elección y se mantienen juntos con el recién nacido en la recuperación postquirúrgica con el objetivo de realizar el contacto piel con piel e iniciar la lactancia materna", nos explica la Dra. Montserrat González Rodríguez. En este caso, si el recién nacido no precisa asistencia inmediata por parte del neonatólogo, se puede mantener el contacto piel con piel sin ningún problema. 

Cuando estos especialistas se enfrentan a un parto de riesgo, se refuerza la atención hacia la gestante y el feto en función de las características específicas de cada patología. "Pero un embarazo de riesgo puede tener perfectamente una asistencia humanizada", añade la especialista.

"El acompañante participa viviendo en primera persona el proceso, acompañando a las madres en las visitas prenatales y durante el parto siendo conscientes de sus necesidades"

En todo este proceso, los especialistas fomentan desde un primer momento la corresponsabilidad. "El acompañante participa viviendo en primera persona el proceso, acompañando a las madres en las visitas prenatales y durante el parto siendo conscientes de sus necesidades, proporcionando los cuidados perinatales recomendados como el piel con piel paterno cuando la madre no está disponible o necesita descanso y apoyándolas durante la lactancia materna con la formación recibida en todas las etapas. Todo, a fin de cuentas, para establecer a través de estas prácticas un vínculo paterno-filial fuerte desde el principio", concluye el Dr. Enrique de la Orden.