La idea de que detrás de un homófobo hay un homosexual reprimido no es sólo un pensamiento más o menos generalizado, sino que ha sido el resultado de varios estudios científicos, entre ellos el realizado por investigadores de la Universidad de Rochester y de la Universidad de Essex (Inglaterra) y de la Universidad de California en Santa Bárbara, en 2012.

La conferenciante Pilar Jericó, recuerda hoy en El País un artículo publicado en aquel año en The New York Times, que exponía el resultado de varias investigaciones sobre homofobia y homosexualidad, y entre ellas la realizada por las citadas universidades británicas y estadounidense con estudiantes de Alemania y Estados Unidos.

Represión de propios deseos

El profesor de la Universidad de Essex y director de ese estudio, Netta Weinstein, explicó así la relación entre homofobia y homosexualidad: “Los individuos que se definen como heterosexuales pero que en los test psicológicos demuestran una fuerte atracción hacia el mismo sexo, pueden sentirse amenazados por los gays y las lesbianas porque los homosexuales le recuerdan a algunas tendencias personales que tienen, pero que tratan de evitar”.

"En algunos casos hemos encontrado personas que están en guerra consigo mismas, y que tratan de ocultar a toda costa este conflicto al exterior", añadió Richard Ryan, co-autor del estudio y profesor de psicología en la Universidad de Rochester.

Las conclusiones de los cuatro experimentos realizados por separado entre los estudiantes alemanes y estadounidenses exponían la evidencia de que el miedo y la aversión de algunos heterosexuales hacia gais y lesbianas se deben a la represión de sus propios deseos sexuales. Más del 20% de los participantes en el estudio que aseguraron que eran heterosexuales y más proclives a castigar la homosexualidad evidenciaron incongruencias.

El estudio de hombres supuestamente homófobos

La conferenciante Pilar Jericó recupera una investigación anterior, de 1996, en la que se midió la excitación decenas de hombres a través del grosor de su pene mientras se les mostraban vídeos de contenido sexual entre heterosexuales y homosexuales. Los penes de los considerados homófobos demostraron que se excitaban a pesar de negar que les gustaran los vídeos.