Los loros son aves conocidas por su capacidad de aprendizaje, pero un nuevo estudio ha revelado un aspecto hasta ahora desconocido en una de sus especies más amenazadas. Investigadores han demostrado que los guacamayos de barba azul, endémicos de Bolivia y en peligro crítico de extinción, pueden aprender conductas simplemente observando la interacción entre otros individuos y los humanos.

Este tipo de aprendizaje, denominado imitación de terceros, se había documentado únicamente en personas. El hallazgo abre nuevas perspectivas sobre cómo estas aves entienden el comportamiento ajeno y cómo podrían beneficiarse de esta capacidad en programas de conservación.

El estudio con guacamayos de barba azul se realizó en Tenerife

La investigación fue desarrollada por un equipo del Instituto Max Planck de Cognición Animal, en colaboración con Loro Parque Fundación, con sede en Tenerife. Los resultados han sido publicados en la revista Scientific Reports.

Para ello seleccionaron 14 loros, incluyendo aquí tanto los ejemplares que habían sido entrenados durante ocho años y otros que no.  A estos últimos, el equipo de la bióloga Esha Haldar los denominaron "ingenuos"; es decir, los que observaban pasivamente las acciones de sus congéneres y sin experiencia previa en las habilidades que iban a evaluar.

Los investigadores diseñaron pruebas en las que un loro observaba a un congénere responder a señales manuales de un cuidador. Por ejemplo, un ave levantaba una pata cuando veía un dedo índice levantado. Tras observar la demostración, el loro que había permanecido como espectador recibía la misma orden gestual.

Si reproducía la conducta, obtenía una recompensa. El grupo de control, en cambio, nunca tuvo oportunidad de ver a otro ejemplar realizando la acción antes de enfrentarse a la prueba. Los resultados mostraron diferencias claras.

Así, los guacamayos que habían presenciado la demostración aprendieron más conductas, lo hicieron con mayor rapidez y ejecutaron las respuestas con más precisión que aquellos que no tuvieron modelo.

 

Implicaciones de los resultados

Según los autores, este comportamiento confirma que los guacamayos de barba azul pueden aprender sin una enseñanza directa y únicamente a partir de la observación. La capacidad de imitar a terceros sugiere que estas aves poseen una forma de comprender la equivalencia entre sus propias acciones y las de los demás, lo que podría indicar un nivel avanzado de cognición.

La doctora en comportamiento animal de la Universidad Complutense de Madrid, Sara Álvarez, asegura a El País sobre este estudio la importancia que tiene en cuando a que trata sobre los proceso cognitivos en animales, un área que no ha sido muy estudiada: “Me parece que es muy relevante en términos de entender mejor la naturaleza o la evolución del comportamiento animal”, explica.

La experta añade a ese mismo medio que este tipo de procesos de imitación nunca antes se había visto en la vida animal: “Se tienen indicios en otras especies, pero todavía son muy pocos los estudios. Se trata de una investigación novedosa, pues podría interpretarse como un avance en la evolución”.

Por su parte Haldar, que igualmente asegura de que no se ha documentado este tipo de comportamiento en especies animales distintas de la humana, explica que en el caso de lo seres humanos se da, por ejemplo, en el caso de la sociedad actual, cuando los niños adquieren normas sociales imitando a los adultos.

“Es normal que los niños humanos comiencen a imitar desde el nacimiento, pero solo desarrollen la capacidad de imitar a terceros a partir del segundo año de vida, cuando también desarrollan la capacidad de adoptar perspectivas" apunta Haldar en unas declaraciones recogidas por Efe.

Y añade: "Aunque nuestros hallazgos no son una prueba directa de la capacidad de adoptar perspectivas en los guacamayos, sí sugieren su presencia”.