Bobi, un mastín del Alentejo que fue reconocido como el perro más longevo del mundo por la organización Guinness, ha fallecido a los 31 años y 165 días de edad en la localidad portuguesa de Conqueiros (Leiria). El can vino al mundo el 11 de mayo de 1992 y batió el récord al perro más viejo no solo viviente, sino de la historia.

Guinness ha confirmado la muerte del perro con este mensaje: "Falleció el 21 de octubre en su casa en la localidad portuguesa de Conqueiros, donde vivió toda su vida con la familia Costa".

El perro portugués había pasado toda su vida junto a la familia Costa. El mastín es una raza normalmente se emplea para proteger al ganado y la esperanza de vida media es de 13 años. Bobi, por tanto, ha vivido más del doble que el resto de los perros de su especie.

El equipo de expertos encargados de conceder los conocidos Récord Guinness pudieron confirmar la edad de Bobi gracias a los datos obtenidos en el registro del servicio veterinario de Leiria y el sistema nacional de control portugués SIAC, una base de datos pública de animales de compañía.

Hasta el momento, el récord al perro con vida más longevo lo tenía Spike, con 23 años y 5 meses de edad. Por otra parte, la marca del perro más viejo del mundo registrado hasta el momento la tenía Bluey, un pastor australiano que vivió 29 años y cinco meses (1910-1939).

Los orígenes de Bobi: de estar destinado a morir, a convertirse en el perro más viejo del mundo

Bobi nació junto a otros cuatro perros en el seno de una familia que vivía en el campo. El padre, dedicado a la caza, tras ver el número de cachorros recién nacidos, decidió que no podrían quedarse con ellos. Leonel Costa, uno de los hijos de la familia que acogió al animal de compañía, explicó en una entrevista realizada por Guinnes World Records, que en aquella época era muy común deshacerse de los animales enterrándolos vivos en un agujero.

El día posterior al nacimiento de los cachorros, los padres de la familia procedieron a deshacerse de ellos, pero por error, se olvidaron de él. Los hijos decidieron mantener en secreto el despiste de sus padres hasta que el perro fuese lo suficientemente mayor como para no poder ser sacrificado.

Lo que nunca esperó ningún miembro de la familia, es que este perro portugués batiría el récord al más longevo de la historia.