La aparente vuelta de Juan Carlos I a España y las noticias relativas a su juicio con Corinna Larsen en Reino Unido han levantado multitud de elucubraciones sobre cómo será la vida del monarca cuando venga a España de manera temporal. Sin duda, será una vida muy diferente a la que dejó antes de marcharse a Abu Dhabi, cuando todavía residía en el Palacio de la Zarzuela.

Sin embargo, solo un nutrido grupo de personas que conocen al dedillo los entresijos del Estado pueden explicar cómo será el devenir del monarca, cuyo pasado está marcado por escándalos sexuales y económicos. Es el caso de Amadeo Martínez Inglés, coronel retirado del Ejército, que narra en su libro Juan Carlos I. El rey de las cinco mil amantes (Chiado Editorial) las aventuras con otras mujeres del rey emérito. 

Según contaba a ElPlural.com hace un año, le costó mucho que el libro viera la luz, ya que, aunque hubiera muchas editoriales interesadas en su investigación, ninguna se había atrevido a publicarla. Ahora ha escrito una novela que trata de arrojar luz sobre el atentado que acabó con la vida de Carrero Blanco.

Ahora, además, lo hace desvelando el pacto al que llegó la reina Sofía con Franco para poder disfrutar de su vida íntima en Londres tras separarse - que no divorciarse - de Juan Carlos I cuando nació Felipe VI.

PREGUNTA: Juan Carlos I ha anunciado que va a volver a España. ¿Cómo será su vida?

RESPUESTA: Este hombre no puede, ni debe, ni creo que pueda hacerlo, volver a España. Ya lo he dicho alguna que otra vez y lo repito: es un producto humano degenerado, tóxico, inconveniente para, en primer lugar, la monarquía que en estos momentos representa su hijo, Felipe de Borbón, pero también para el Gobierno liderado por Pedro Sánchez, para el Régimen instaurado en España en 1978 y, en definitiva, para el conjunto de este país. Es un presunto delincuente que, desde la más alta magistratura de la nación, engañó a todo el mundo, a excepción, es cierto, de algunos investigadores e historiadores que siempre estuvimos al cabo de la calle del sinvergüenza que los ciudadanos españoles teníamos en la jefatura del Estado y, encima, a título de rey (franquista, puesto a dedo por un autócrata, pero rey al fin y al cabo monarca constitucional). Concretamente, yo mismo fui procesado por orden del fiscal general del Estado, y condenado a pagar una multa de 6.400 euros por publicar un artículo titulado “Por qué te callas” en el que sacaba a colación solo una pequeña parte de sus presuntos delitos.

Por ello, no creo que este hombre, con el título totalmente “aconstitucional” de “emérito” regalado por el mismo Gobierno que le hizo abdicar, pueda volver a España a corto o medio plazo. Sería algo así como que, tanto la institución monárquica española (que en estos momentos está cogida con pinzas a una ciudadanía que en general la detesta) como el Gobierno de la nación (que no pasa precisamente por uno de sus mejores momentos) se pegaran un tiro, pero no en el pie sino en plena barriga. Un suicidio político, vamos.

A este emérito de marras, lo que le convendría de verdad (y con él a todos los españoles que hemos sufrido sus continuos engaños, robos, fraudes y devaneos sexuales, es morirse, desaparecer de esta vida y de la historia de España ya que cada día que pasa esa historia, la historia de la llamada “modélica transición”, rebaja sustancialmente el poco aprecio político y social que le queda. En espera de que la institución monárquica que le ha cobijado durante cerca de cuarenta años desaparezca de una puñetera vez de este sacrificado país.

P: ¿Tendrá protección policial? ¿Podría describirlo desde su experiencia como coronel?

R: Si viniera a España, debería tener protección policial, pero a cargo de los agentes que prestaran su servicio en la cárcel que, con arreglo a sus presuntos delitos, debería acogerle desde el minuto uno de su llegada.

P: En los últimos tiempos se ha conocido que la reina Sofía y Juan Carlos hablan. ¿Puede haber una reconciliación?

R: No puede haber ninguna reconciliación veraz en una pareja que se odia a muerte desde hace sesenta años. Llevan todo ese largo tiempo aguantándose en beneficio propio, pero ya a estas alturas las conveniencias personales dejan paso a la venganza y la petición de responsabilidades. No, no creo que esa reconciliación que pregonan algunos medios sea real.

P: ¿Ella ha tenido más parejas?

R: Ella ha vivido siempre su vida personal al margen de la de su marido, prácticamente desde su boda (fracasada) guardando, eso sí, las normas no escritas de la realeza y procurando evitar un escándalo social y político que, caso de darse, podría afectarle muy duramente. Esa vida “sui géneris” que se buscó desde el momento de la boda, que no acabó en divorcio por orden de Franco, se retroalimentaría y cogería una fuerza especial a partir del nacimiento de su único hijo y heredero, Felipe, el 30 de enero de 1968. A partir de entonces su experiencia vital pasaría a desarrollarse casi exclusivamente en Londres y dentro de ella su vida sexual que, absolutamente dejada de lado ya por su marido una vez cumplida la consigna de Franco de procrear como fuera un heredero si quería ser nombrado su sucesor, encontraría en la inmunidad londinense un muy efectivo campo de realización de sus necesidades fisiológicas. Bueno, hablando en román paladino, aunque los servicios de Inteligencia del Ejército, que seguían al segundo la vida y milagros del emérito depredador sexual que siempre ha sido Juan Carlos de Borbón, nunca han tenido pruebas documentales de la vida íntima de Sofía de Grecia en la capital londinense por la sencilla razón de que lo prohibió tajantemente el dictador (que siempre se llevó muy bien con ella), oficiosamente si circularon especulaciones en relación con la ajetreada vida íntima que llevaba en sus muy frecuentes escapadas secretas a su apartamento privado en esa ciudad, acompañada siempre de su hermana, amiga y compañera de juergas, Irene.

P: ¿En qué momento se rompe su relación?

R: En el mismo viaje de novios, en 1962, y a la vuelta, después de seis meses, ya le planteó a su familia y al mismísimo Gobierno eleno su deseo de divorciarse y volver a Atenas. En Grecia, en aquel momento, se especuló mucho con esa noticia y hasta intervino el Parlamento de ese país para que, de producirse tal evento, el Ejecutivo español devolviese los veinte millones de pesetas recibidos como dote de la princesa.

Se ha hablado bastante sobre el motivo real del fracaso tan prematuro de tal matrimonio, pero, aunque no existen pruebas documentales de la razón o circunstancias que se dieron para que la cosa terminara tan mal y tan pronto (Franco había ordenado que los servicios secretos franquistas dejaran totalmente libres a los contrayentes mientras durara su luna de miel) a los órganos de Inteligencia del Ejército sí que llegó la razón de tal desaguisado amoroso entre Juan Carlos y Sofía: “ésta habría sorprendido, durante su estancia en un lujoso hotel de las Islas Griegas, a su nuevo esposo en brazos de una bella mujer en el apartamento del director del centro turístico”.

P: ¿Iñaki Urdangarin se acabará separando de la infanta? Elena de Borbón no parece por la labor.

R: Sí, por supuesto. Y es lo mejor que puede hacer no vaya a sucederle lo mismo que a Lady Di. Un “plebeyo o plebeya” no debe asociarse jamás con familia real alguna si quiere sobrevivir. Son todas, una especie a extinguir, de otra época, de otra galaxia social, de otro mundo que ya no existe. Lo mejor es mantenerse al margen hasta que semejante jauría humana se extinga del todo.

P: Juan Carlos I tuvo covid hace unos meses y no se hizo público ¿Por qué ese hermetismo sobre su salud?

R: Juan Carlos y el covid-19 representan dos entes igual de dañinos para la especie humana. Quizá sea todavía peor el primero y, si no, que se lo pregunten a los familiares todavía vivos de los generales Armada y Milans del Bosch, a los que traicionó olímpicamente después de que se jugaran el tipo implementando el teatrillo del 23-F, metiéndolos en la trena por treinta años.

P: ¿Tiene información sobre su estado físico?

R: Está hecho unos zorros, pero la mala hierba nunca muere. Está en estado comatoso integral, es una ruina física, intelectual y moral, pero ahí sigue, con su bastón y su andar de borracho (que sigue siendo), atesorando riquezas y gastándose todavía el dinero de todos los españoles que debemos sufragar el gasto en su seguridad personal y en sus francachelas de “jubilata” de lujo.

P: ¿Qué más asuntos de interés público se han ocultado del emérito?

R: Creo que sobre este pobre diablo está ya todo dicho. Aunque a algunos que nos adelantamos a contar sus fechorías en medios de comunicación y libros nos ha salido la broma bastante cara. Al final, con el tiempo todo se sabe, sale a relucir la verdad con claridad manifiesta y la gente de la calle te agradece el sacrificio.

P: Actualmente tiene problemas con la justicia británica por “acoso” a Corinna. ¿No es un poco exagerada la palabra?

R: Corinna sigue muy enfadada con el emérito, con el Gobierno español, con la Casa Real y hasta con el español de a pie. A raíz de lo de Botsuana el Ejecutivo español le hizo la vida imposible y hasta el director del CNI llegó a amenazarla de muerte si no colaboraba con el Gobierno y dejaba en paz a su antiguo amante real. El golferas de Juan Carlos intentó comprarla y chantajearla a través de aquellos famosos 65 millones de euros ¡casi nada! Pero la tal Corinna no se quedó conforme y ha preferido llegar hasta el final, a ver si consigue ver entre rejas a su antiguo socio sexual.

P: Usted ha contado que no es la primera vez que Juan Carlos I tiene problemas con otras mujeres, ¿verdad?

R: Con los miles de mujeres que se ha trajinado el pobre a lo largo de su despreciable vida no es que haya tenido demasiados problemas con ellas. Claro está que las compraba espléndidamente con cargo al bolsillo de todos los españoles. El mayor de los escándalos que ha tenido que enfrentar ha sido el protagonizado por BR, la Bárbara de los platós televisivos, que puso en jaque al Estado y que fue gestionado con arreglo al tópico de siempre: el palo y la zanahoria. O lo que es lo mismo, amenazas y dinero en efectivo y en grandes cantidades. En alguno de mis libros ya he puesto negro sobre blanco las cantidades exactas que nos costó a los ciudadanos de este país semejante contubernio sexual del adicto al sexo y jefe del Estado Juan Carlos I de España. Por eso la susodicha Bárbara amaga, pero nunca termina de cantar al respecto. Le va el bolsillo y hasta la vida en ello.

P: ¿Podríamos ver a Juan Carlos I en la cárcel?

R: No, no con este Régimen caduco, muriéndose, pero todavía vivo por la inercia social, la cobardía de muchos y el egoísmo de bastantes políticos. No creo que veamos al emérito en la cárcel. Se lo merece, por supuesto, pero se le dejará morir en el exilio para evitar graves problemas sociales, políticos y hasta de orden público.

P: ¿Cree que la sociedad española le podrá perdonar?

R: No, la sociedad española, la sociedad libre, democrática y con cierta cultura, no creo que pueda perdonarle. Ha sido muy fuerte el engaño y el latrocinio que ha cometido con todos los españoles.

P: España entierra bien, mire a Pablo Casado.

R: No hay mejor país del mundo para morirse o “casi morirse”. Solo hay que ver el trato que por parte de la sociedad en general se dispensa a los muertos (no necesariamente en combate) y a los que han visto la muerte de cerca en una UCI con esto del maligno covid. Por eso he dicho al principio de esta entrevista que al emérito personalmente le convendría en estos momentos morirse de una vez y así poder pasar a la historia con alguna probabilidad de que ésta recoja alguno de los pocos episodios fructíferos que haya podido protagonizar en el pasado (yo, desde luego, no conozco ninguno) y se olvide de su desastrosa catadura moral.