Corría el año 1717 cuando surgió un algo que aún a día de hoy muchas personas no saben qué es realmente. Hablamos de la Masonería moderna. Algunos la consideran una secta, otros una especia de religión, otros un club de colegas con poder -o que lo pretenden-. Desde El Plural nos hemos acercado a esta “escuela moral” a fin de conocerla más en profundidad. La persona a la que entrevistamos pertenece a la Gran Logia Masónica de España. No conocemos su nombre, su género, su edad o su religión. Solo sabemos que es masón. No se ha revelado quién estaba al otro lado del hilo comunicativo, pero la persona en cuestión sí que ha revelado datos interesantes que servirán para una primera aproximación de esta Orden sumergida en un aparente  secretismo.

Hay una pregunta que muchas personas todavía se hacen a pesar de que una institución como la Masonería tiene ya cierta solera. ¿Qué es un masón y qué es la Masonería?

Es una pregunta sencilla. Dependiendo del masón al que se la realice utilizará diferentes palabras para contestarle, pero esencialmente le dirá que la Masonería es una escuela moral y los masones quienes voluntariamente han llamado a sus puertas y han sido considerados dignos de franquearla. La Masonería es una escuela de virtud y sabiduría que conduce al templo de la verdad, bajo el velo de los símbolos, a quienes la aman y la desean.

¿Por qué aún a día de hoy existe este oscurantismo en torno a los masones y la masonería?

La Masonería moderna, tal y como hoy la conocemos, se configuró en 1717 como un espacio de tolerancia y librepensamiento en un mundo aún marcado por las guerras de religión entre católicos y protestantes que asolaron Europa. En ese contexto surgió la Masonería, que conserva y transmite una tradición iniciática que permite a los masones conocerse mejor a sí mismos, realizar una meditación moral sobre la persona en la que quieren convertirse, y comportarse de forma más fraterna con todos los seres humanos. Este espacio, este método compartido y transmitido por hombres de ideologías diversas, de religiones diversas, de clases diversas, de razas diversas, fue perseguido por todos los absolutismos regios y, más recientemente, por todos los totalitarismos políticos o los integrismos religiosos. Las historias oscuras sobre la Masonería son el eco del relato creado, reiterado y sostenido por quien considere intolerable la tolerancia y el librepensamiento: todo régimen, religión o idea política excluyentes.

¿Por qué parte de la ciudadanía aún mira con malos ojos, o al menos con reticencia a los masones?

Suponemos que se refiere a España en su pregunta. Si esto es cierto, es fruto del hecho de que España ha sido el país del mundo donde con mayor virulencia, extensión en el tiempo y eficacia se ha perseguido a la Masonería. En ningún otro país del mundo se creó un tribunal especial para la represión de la Masonería, que fue perseguida desde 1936 a 1979, cuando logró ganar en los tribunales el amparo y la protección bajo los valores de la Constitución de 1978. Ciertamente, la democracia española -como todas las demás- ampara y protege la existencia de la Masonería pero el general Franco, desde sus primeros bandos de guerra hasta su último discurso, incidió en el peligro que suponían los valores de la Masonería. Es lógico. La tolerancia y el librepensamiento son las esencias de la democracia tal y como hoy la entendemos.

¿Es por este motivo por el que los masones no suelen revelarse como tal?

Eso no es del todo cierto. En un país como Estados Unidos, por ejemplo, los masones son muy abiertos sobre su condición. En ese país, y en muchos otros, ser masón es un signo de respetabilidad porque una de las instituciones más honorables que existen, a la que pertenecieron muchos de sus padres fundadores, te ha considerado digno. En Estados Unidos ser masón es sinónimo de ser una persona virtuosa y autoexigente en términos morales. En aquellos países donde su historia democrática se vio truncada la masonería se vio perseguida y dañada en su reputación. En cualquier caso, cada masón es libre, de dar a conocer su condición.

¿Cómo se inscribe uno o cómo llega a ser miembro de una Logia?

Llamando a sus puertas. La Masonería no es proactiva respecto a su membresía, sino reactiva. No realiza proselitismo, sino que valora el ingreso de todo aquel que lo solicita y, si es considerado digno, se procederá a la ceremonia iniciática, que es profundamente simbólica. Los hermanos encargados en la logia a la que llames de tomarte en consideración tendrán que determinar si eres una persona con un sentido espiritual de la existencia, libre y de buenas costumbres. Dará igual tu extracción social, tu nacionalidad, tu confesión religiosa o tu ideario. Especialmente en los siglos XVIII y XIX la Masonería era uno de los pocos espacios sociales donde se producía esta integración igualitaria y fraterna de todas las capas de la sociedad.

¿Qué implica? ¿Cómo cambia tu vida si te haces francmasón?

Las personas que mejor pueden contestar a esa pregunta están en el entorno más próximo de los masones. Son sus familias, sus amigos, sus vecinos quienes podrán dar fe -o no- de la transformación de quien ha decidido iniciarse en la Masonería. Se dice que la Masonería hace de hombres buenos hombres mejores, pero es un trabajo individual, de introspección, de búsqueda del ideal moral de uno mismo.

Por último, ¿cree que en un futuro próximo se podrían empezar a desvelar qué hay tras la cortina?

Si te refieres a nuestras ceremonias, todos nuestros rituales están en internet o en la Biblioteca Nacional. El consejo que te dará cualquier masón es que no los leas, porque la Masonería no es una teoría, sino una vivencia. Contarte el argumento de una película no puede compararse con la vivencia de ir a verla al cine y, desde luego, puede arruinarte la experiencia.

¿Ve posible que un masón revele que pertenece a esta Orden?

Si ese es su deseo, desde luego. Es su derecho. En un principio, en la Europa del siglo XVIII, la reserva tenía que ver con la persecución de la Masonería en las monarquías absolutistas y las confesiones cristianas integristas. Hoy, nuestra reserva se parece más a eso que llamamos derecho a la intimidad. Funciona igual. Cada masón establece sus límites.

'Bonus track': ¿Por qué el suelo de las Logias es como el tablero de un ajedrez?

Es uno más de la miriada de elementos simbólicos sobre los que se invita a meditar al masón. Hay diccionarios de símbolos que dedican nueve páginas a la pregunta que acaba de realizarnos, porque el símbolo nunca tiene un significado unívoco, pero el damero te abre a la reflexión sobre como solemos percibir todos el mundo, donde todo parece tener su contrario. Lo interesante del símbolo, que es uno, es que a cada masón le provocará una reflexión distinta.