Mercedes Abril, una mujer de 85 años, es una de las muchas víctimas que dejó el franquismo. A su padre, Rafale Abril Avo, que desapareció en 1936, lo vio por última vez cuando tenía tan solo tres años. Era un ferroviario represaliado, que fue ejecutado nada más comenzar la Guerra Civil en Calatayud.

El pasado 26 de febrero, 82 años después, Mercedes viajó desde Valladolid hasta El Valle de los Caídos, para poder visitar junto a su hija el lugar en el que está enterrado su padre, según ha informado Cadena Ser.

Mercedes ha relatado con emoción en la radio que “fue algo impresionante, tremendo, pensar que al cabo de 82 años iba a estar tan cerca de él”.

Todo esto comenzó hace siete años, en noviembre de 2012, cuando seis familias de Calatayud decidieron empezar un camino judicial para la exhumación de sus familiares del Valle de los Caídos. Aunque el proceso fue largo, en marzo de 2016 el Juzgado de Primera Instancia número 2 de San Lorenzo de El Escorial permitió la exhumación, por primera vez en la historia, de los hermanos Lapeña.

Dos años después, en noviembre de 2018, las familias fueron acogidas en el Palacio de la Moncloa, donde mantuvieron una reunión y de la que salieron con el convenio de que se tomarían muestras de ADN, desde el Ministerio de Justicia, que se haría un nuevo informe técnico y que se permitiría una visita a la cripta de El Valle de los Caídos.

Gracias a las muestras de ADN, esta tarde Dolores Delgado, ministra de Justicia, les otorgará a las familias Certificados de Reparación. A fin de conseguir la exhumación, que es lo que las familias ansían, se necesita un informe científico final que está llevando a cabo el Instituto de Torroja. Eduardo Ranz, abogado y experto en Memoria Histórica, pienso que el Gobierno tiene “la voluntad” para conseguirlo.