Quienes tengan hijos de entre cinco y 13 años sabrán lo que es el ‘fidget spinner’, el nuevo juguete de moda.

Se agota a las pocas horas de reponerlo y está presente en casi todos los colegios españoles.

Su creadora, Catherine Hettinger, una mujer de Florida que lo ideó para que su hija, que sufría una enfermedad que afectaba a los músculos, ejercitase sus dedos, nunca pudo imaginar que su invento llegase a convertirse en objeto de deseo de los pequeños.

Ella apenas logró vender 2.000 unidades en ferias, por lo que no renovó la patente en 2015, cuando vencía y para lo que necesitaba 400 dólares.  

El invento ha llegado a usarse para niños con déficit de atención (TDH) y autismo, dado su poder relajante.

Prohibido en algunos centros

Más estresados, sin embargo, están los profesores. El Spinner ha llegado a España después del éxito cosechado en el país en el que se inventó. En Estados Unidos, hay colegios que lo han llegado a prohibir, no porque sea perjudicial para los pequeños, sino porque no paraban de usarlo durante las clases y no prestaban atención.

Tres círculos unidos por tres brazos que giran a gran velocidad. No hay más secreto. Los niños los hacen dar vueltas sobre los pies, los brazos, la frente, en el suelo, … Eso sí, existen diferentes colores y diseños, e, incluso, los hay con luz.

Su precio varía, aunque ronda de media los 4,50 euros, y aunque, como casi todo, se vende por internet, las mayores ventas las hacen los bazares chinos.

Para algunos padres se ha convertido en una buena alternativa a tablets, smarthphones y videojuegos, aunque está por ver cuánto dura esta moda.

Pieza de museo

De momento, eso sí, el Spinner ya tiene un sitio asegurado en un museo. Su éxito lo ha llevado a formar parte de la colección que guarda el Museo Etnolúdico de Galicia (MELGA) situado en la provincia de A Coruña.  Allí pasará  a formar parte de la historia del juguete junto a trompos y peonzas de madera, cuerdas de saltar a la comba, muñecas de trapo, canicas y pequeñas figuritas de todos los tiempos.