Desde el año 1996 la Organización Mundial de Salud declaró la violencia de género como un problema de salud. La desigualdad de género es un problema cultural que afecta a todas las esferas de la sociedad, y mientras más se aúpe, más se multiplicarán las situaciones donde se agreda a la mujer, ya que la convierten en el ser más vulnerable. Al ser un problema cultural no trae ninguna solución inmediata, ya que se deben cambiar los cimientos de los principales pilares que nos mantienen desde millones de años, para ello hay que empezar a trabajar en la educación, empoderándolas con sus derechos, y empezar con los sujetos más vulnerados del espectro femenino: Las niñas.

Es por ello que la ONG Plan International lanzó una campaña por la igualdad de las niñas. Las niñas son las más pobres entre los pobres.

En los países en vías de desarrollo existe un potencial de 500 millones de niñas, adolescentes y mujeres que podrían y deberían jugar un papel crucial en el desarrollo económico y social de la próxima generación, pero no tienen las oportunidades para ir al colegio, sufren prácticas como el matrimonio infantil.

A escala mundial, más de 700 millones de mujeres se casaron siendo niñas (con menos de 18 años de edad), y de ellas, unas 250 millones se casaron antes de cumplir los 15 años. Estás niñas no tuvieron posibilidad de negociar efectivamente relaciones sexuales seguras, volviéndolas vulnerables ante el embarazo precoz o enfermedades de trasmisión sexual. También las niñas son más propensas al trabajo infantil doméstico, embarazo temprano por abuso sexual (120 millones de niñas en todo el mundo han sufrido coito forzado u otro tipo de relación sexual forzada); discriminación y mutilación genital femenina (se estima que más de 200 millones de niñas y mujeres han sufrido algún tipo de mutilación/ablación genital femenina en 30 países).

El principal objetivo del Plan International con su campaña para la igualdad de niños y niñas es conseguir que los líderes mundiales se comprometan a garantizar al menos 9 años de educación universal gratuita y de calidad para todos los niños y niñas del mundo, y, sobre todo, dar poder a las niñas a través de su derecho al estudio. La educación es el primer paso para eliminar la desigualdad ya que desarrolla el potencial y capacidad de las personas, haciendo que salgan de la pobreza.