El Holocausto nazi contra los judíos, con sus verdaderos protagonistas, con nombres y apellidos y en su triple vertiente humana de quienes lo provocaron, quienes lo sufrieron y los que lo vieron desde la barrera. Todo ello en el libro de Raul Hilberg, Ejecutores, víctimas y testigos, con tres relatos que describen con luz distinta el gran genocidio del nazismo contado a través de sus víctimas desde 1933 a 1945. Relatos que se pueden leer indistintamente alterando el orden de las páginas.

Hilberg, el gran historiador de la Shoah y el mayor experto e investigador del Holocausto, fue consagrado como tal por su importante obra La destrucción de los judíos europeos, el libro más importante sobre el genocidio nazi, referencia indiscutible de la historia del Holocausto y, con toda seguridad, la obra más influyente jamás escrita sobre este drama.

En un adelanto que escribió en 1992 sobre Ejecutores, víctimas y testigos, libro inédito en español, el propio Hilberg expresaba lo siguiente: “La personalidad de los culpables no era siempre igual. Quienes llevaron a cabo la labor destructiva diferían no solo en su origen, sino también en sus atributos psicológicos. Cuando la dominación alemana de los judíos se acentuó y diversificó, cada culpable asumió su rol de forma muy diferente. Algunos de ellos mostraron fervor; otros, 'exceso'; y otros afrontaron su misión con reservas y recelos".

"El puro entusiasmo englobaba diferentes categorías. Para empezar, estaban los promotores, convencidos de que todo dependía de ellos. También había voluntarios que buscaban formas de participar en las actividades contra los judíos. Y por último estaban los perfeccionistas, que definían ejemplos y criterios para todos”, explicaba.

Un libro esencial sobre el Holocausto

El libro de Arpa Editores trata de la catástrofe judía contada a través de sus protagonistas. La obra aborda la historia de quienes causaron, sufrieron y presenciaron el Holocausto. Tres grupos de relatos con vertientes distintas sobre el genocidio del nazismo contra el pueblo judío.

Los ejecutores: oficiales, médicos, antropólogos, abogados, funcionarios, nuevos alemanes, voluntarios venidos de otros países, etc. Todos ellos participaron en el exterminio judío con plena conciencia, sabiendo que su acción nunca podría ser cancelada, borrada.

Las víctimas, perfectamente identificables y contables en todo momento, experimentaron el impacto del genocidio de diferentes formas, en el tiempo y en el espacio. Sin embargo, la mayoría de contemporáneos fueron testigos. Los salvadores (individuales y colectivos), los aliados, los poderes neutrales, las organizaciones sionistas, las iglesias, etc. Personas que se refugiaron en la ilusión de la impotencia.

Si en La destrucción de los judíos de Europa, Hilberg reconstruyó el gigantesco proceso militar, político y administrativo que supuso el Holocausto, en este libro nos sumerge en su dimensión humana. Hombres y mujeres con nombre propio: retratos de individuos, conocidos y desconocidos, que en su día fueron parte de esta historia.

Quién es Raul Hilberg

Raul Hilberg​ nació en Viena el 2 de junio de 1926, aunque nacionalizado estadounidense. Falleció en Vermont (EEUU) el 4 de agosto de 2007. Se crió en Viena, en el seno de una familia de clase media judía de origen polaco-rumana. En 1938, su padre fue arrestado por la persecución nazi, pero fue liberado por ser veterano de guerra de la Primera Guerra Mundial, y se permitió a la familia emigrar previa incautación de todas sus propiedades. El 1 de abril de 1939, un año después del Anschluss, Raúl Hilberg junto a su familia tuvo que huir de Austria, a los 13 años de edad, para Francia, desde donde se embarcó a Cuba. Tras una corta estancia en la isla, viajaron a Nueva York, donde el futuro historiador se educó.

Encontró en Munich parte de la biblioteca de Hitler

Interrumpió sus estudios de química en la universidad para combatir en la II Guerra Mundial (1944). Su división participó en la liberación del campo de concentración de Dachau y luego participó en la recopilación de documentos para el futuro juicio de Núremberg contra los crímenes de guerra. Fue destinado a Múnich, donde encontró parte de la biblioteca de Hitler, lo que despertó su interés por la historia. Más tarde participaría en un proyecto para organizar la microfilmación de los documentos alemanes requisados, archivo que se convirtió en la Fundación para la Investigación del Holocausto.

Profesor en Vermont y nacionalizado estadounidense

En 1956 obtuvo un puesto de profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Vermont (Burlington), donde permaneció hasta su retiro. En 1952 se hizo miembro del War Documentation Project y del United States Holocaust Memorial Council, y testificó en diversos procesos judiciales contra nazis. Este puesto le dio acceso a los archivos del Tercer Reich incautados por el ejército estadounidense. Se jubiló en 1991 y murió a los 81 años víctima de un cáncer de pulmón, no sin recibir el año anterior la Cruz de la Orden al Mérito de los Caballeros, la más alta condecoración que concede Alemania a ciudadanos no alemanes. Algunas de sus últimas obras fueron traducidas como esta que reseñamos ahora, con el título de Ejecutores, víctimas, testigos (1994), Otras, La política de la memoria (1996), Holocausto: las fuentes de la historia (2001) y su autobiografía Memorias de un historiador del Holocausto (2019).