Solo un grupo de personas era más odiado por Adolf Hitler durante el Tercer Reich que los judíos: los homosexuales. La búsqueda de la perfección en la raza aria llevó al Führer a perseguir y castigar la homosexualidad durante el tiempo que estuvo en el poder. Hay que destacar que en esta ocasión a las lesbianas no se las perseguía tanto como a los gays. A éstos se les consideraba débiles y afeminados y, por tanto, no podían luchar por la unidad de Alemania ni seguir con el crecimiento de la población alemana a ojos del dictador. 

La primera medida de Hitler fue la quema de miles de libros e imágenes por considerarlas ''degeneradas'' en una gran hoguera del centro de Berlín. Asimismo, Eldorado, bar de ambiente en la Alemania de los años 20, fue convertido en una máquina propagandística del régimen nazi. Llevaron a cabo la prohibición de numerosas revistas forzando a los homosexuales a la clandestinidad. Esto se entiende mejor con la creación de ''listas rosas'' en las que apuntaban los nombres de las hombres homosexuales para perseguirlos por considerar que hacían ''actividades indecentes criminales entre hombres''. 

Pero esto no es todo, la Gestapo anunció públicamente que todos los hombres que estuvieran en estas listas serían deportados a campos de concentración. Así fue que, entre 1933 y 1945, la policía de las SS bajo las órdenes de Heinrich Himmler arrestó a más de 100.000 personas acusadas por ser homosexuales y más de 10.000  fueron internadas en campos de concentración y marcados con un triángulo rosa en su pecho. 

Homosexuales con el triángulo rosa en el pecho

Es en este punto es donde entran en juego los médicos alistados en las SS. El primer protagonista era un médico danés llamado Carl Vaernet, que realizó experimentos médicos con prisioneros homosexuales en campos de concentración. A diferencia de la mayoría de los demás médicos nazis, nunca fue juzgado en Nuremberg. De hecho logró escapar a Argentina donde siguió sus investigaciones sobre métodos para la erradicación de la homosexualidad.

En los campos de concentración, y bajo la autoridad de Himmler, llevó a cabo experimentos en homosexuales para ''curarles''. El jefe de la Gestapo exigió el ''exterminio de la existencia anormal... el homosexual debe ser eliminado por completo''. Vaernet se especializó así en la investigación hormonal para ''curar'' la homosexualidad. Todo esto llevó al danés al campo de concentración de Buchenwald para, una vez allí, experimentar con los prisioneros homosexuales. Les insertaba glándulas hormonales artificiales en sus ingles para ver su reacción. Por culpa de las condiciones insalubres del campo de exterminio, murieron dos hombres por diversas infecciones. 

En los propios campos de concentración, los separaban del resto de prisioneros para prevenir la ''propagación de la homosexualidad'' a otros prisioneros y, sobre todo, a los guardias. Los jueces y los oficiales de los campos de las SS podían ordenar la castración de un prisionero homosexual sin su consentimiento. Los crueles experimentos que realizaban causaban diversas enfermedades, mutilaciones y, en numerosas ocasiones, la muerte. 

Aunque se desconoce el número de homosexuales que fueron asesinados por el régimen nazi, se piensa que en torno a más del un millar perdieron la vida por el hecho de gustarles una persona de su mismo sexo. Lo único que sacamos en claro de todo esto es que fueron especialmente vilipendiados y castigados. 

Si perdemos, te pierdo: canción de Ciudad Jara en homenaje a los homosexuales que perdieron la vida en el Holocausto