Si hay un icono que representa la rebeldía, la sensibilidad, la fuerza y la fidelidad a los iniciales planteamientos del rock, ese es Keith Richards. Buen Guitarrista, genial compositor y mal cantante, consigue, sin embargo, transmitir con su hilo de voz la conexión que unos cuantos músicos introdujeron en el campo del rock and roll entre este y el blues más auténtico. El es el espíritu del rock, su “mojo”. Y sin él, los Stones no hubieran sido lo mismo.
El corazón de Richards está embrujado, drogado, bizco por el duende del blues. Así lo piensa también Tom Waits que, en su poema sobre Keith, dice que “orina blues”. Pero Richards no olvida el soul, el rock and roll y el reggae. En base a esos estilos, ha hecho un álbum, soberbio. Titulado “Crosseyed Heart”, comienza con un blues arrastrado, amargo y sedoso, como solo los que se han inyectado en vena miles de litros de blues pueden crear. Lástima que sea o se haga tan corto.
Caída de cocotero
Aunque la segunda canción del disco, -una brutalidad de ritmo, melodía y fuerza- se titule “Heart Stopper”, nada más lejos de la realidad. El corazón de Richards sigue imparable y bombeando piezas tan salvajes como “Trouble”, “Something for Nothing” y “Amnesia”, un sutil homenaje a los efectos producidos en su cabeza por aquellas heterodoxas caídas de una escalera de biblioteca y de un cocotero. Impresionan también sus requiebros reggaes en el tema de Gregory Isaacs “Love…Overdue”
Keith, además, tiene una vena tierna y sugerente a la que deja emerger de vez en vez. Aquí asoma la patita en preciosidades como “Robbed Blind” “Suspicious”, “Ilussion”, “Just a Gift”, “Lover´s Plea” y una dylaniana versión de “Goodnighte Irene” que, indefectiblemente, hace pensar en un ángel que volvió a su territorio.
Sello: Mundless. Periodo de actividad: Desde 1962-actualidad. Discografía en solitario: “Talk is Cheap”, “Main Offender”, “Live with the Ex-pensive Winos”, “New Barbarians (con Ron Wood)” Influido por: Muddy Waters, Leadbelly, Robert Johnson, Chuck Berry. Influye en: Ron Wood, Nikki Sudden, Johnny Deep, Tom Waits.
El corazón de Richards está embrujado, drogado, bizco por el duende del blues. Así lo piensa también Tom Waits que, en su poema sobre Keith, dice que “orina blues”. Pero Richards no olvida el soul, el rock and roll y el reggae. En base a esos estilos, ha hecho un álbum, soberbio. Titulado “Crosseyed Heart”, comienza con un blues arrastrado, amargo y sedoso, como solo los que se han inyectado en vena miles de litros de blues pueden crear. Lástima que sea o se haga tan corto.
Caída de cocotero
Aunque la segunda canción del disco, -una brutalidad de ritmo, melodía y fuerza- se titule “Heart Stopper”, nada más lejos de la realidad. El corazón de Richards sigue imparable y bombeando piezas tan salvajes como “Trouble”, “Something for Nothing” y “Amnesia”, un sutil homenaje a los efectos producidos en su cabeza por aquellas heterodoxas caídas de una escalera de biblioteca y de un cocotero. Impresionan también sus requiebros reggaes en el tema de Gregory Isaacs “Love…Overdue”
Keith, además, tiene una vena tierna y sugerente a la que deja emerger de vez en vez. Aquí asoma la patita en preciosidades como “Robbed Blind” “Suspicious”, “Ilussion”, “Just a Gift”, “Lover´s Plea” y una dylaniana versión de “Goodnighte Irene” que, indefectiblemente, hace pensar en un ángel que volvió a su territorio.
Sello: Mundless. Periodo de actividad: Desde 1962-actualidad. Discografía en solitario: “Talk is Cheap”, “Main Offender”, “Live with the Ex-pensive Winos”, “New Barbarians (con Ron Wood)” Influido por: Muddy Waters, Leadbelly, Robert Johnson, Chuck Berry. Influye en: Ron Wood, Nikki Sudden, Johnny Deep, Tom Waits.