El Premio Princesa de las Letras tiene nombre y apellidos: Eduardo Mendoza. El escritor barcelonés ha recibido “conmovido” y con su humor característico el premio tras haberse presentado como "una joven promesa de la narrativa española". Durante su discurso de agradecimiento ha bromeado diciendo que "lo último que se pierde no es la esperanza, sino la vanidad”. Ha aprovechado su intervención en la gala de premios de la Fundación Princesa de Asturias para agradecer el apoyo a sus seres queridos pero también para resaltar que "no le gusta el mundo tal y como lo ve".

Mendoza ha confesado que el galardón ha sido para él "una sorpresa, un honor y una alegría" y ha considerado a su obra merecedor del título más que a su figura. En el mismo sentido, ha añadido que su obra es "es la suma de muchos factores", entre ellos ha resaltado su "suerte de nacer rodeado de libros" y de estar rodeado de personas que incentivaron su hábito de la lectura, poniendo a su disposición "una amplia biblioteca".

Una educación estricta, tediosa y opresiva en su ciudad cálida

"Estricta, tediosa y opresiva", así ha calificado el escritor la educación que había recibido. En su discurso el barcelonés había contado que su educación era tenaz y que le inculcaron "las virtudes del trabajo, el ahorro y el decoro”, agradeciendo por esto su actitud de “vago, malgastador y un poco golfo” que considera “cosas malas en sí, pero buenas para escribir novelas”.

La obra está situada en el lugar donde Mendoza creció: Barcelona. El escritor que se inspiró en la ciudad catalana, la describe como "una ciudad cálida y soleada, tranquila y laboriosa, pero también portuaria, viciosa y canalla".

El escritor, siendo precavido, ha evitado meterse en cuestiones políticas o sociales, aunque no ha perdido la oportunidad para comentar que "no le gusta el mundo tal y como lo ve" en la actualidad. "He tenido la suerte de vivir una larga etapa excepcional de relativa paz, estabilidad y bienestar. A mi edad, preferiría disfrutar de lo que hay y no andar quejándome de lo que falta, pero me temo que no podrá ser", ha apostillado.

Acompañado de agradecimientos, el galardonado ha resaltado el apoyo de amigos, maestros y de las personas que le quieren, así como la lealtad, complicidad y el cariño de sus lectores. Les mandaba el siguiente mensaje: "Si les he dado alguna felicidad, ellos me la han devuelto con creces". “Lo demás es mérito mío, ya está bien de modestia", ha añadido con humor.

Eduardo Mendoza, Premio Princesa de Asturias

Eduardo Mendoza, nacido en Barcelona el 11 de enero de 1943, es un novelista, dramaturgo, traductor y lingüista. Se licenció en Derecho en 1965 en la Universitat de Barcelona (UB) y, tras recorrer parte de Europa, en 1966 adsquirió una beca en Londres para estudiar Sociología.

Tras su regreso a su hogar en Barcelona, en 1967 ejerció la abogacía y en 1973 se trasladó a Nueva York para trabajar como traductor de la ONU, donde permaneció hasta 1982. En 1983 volvió a Barcelona y prosiguió con su carrera como traductor simultáneo en organismos internacionales con sede en Ginebra y otras ciudades. En 1995 impartió clases de traducción en la Universitat Pompeu Fabra (UPF). Y en la actualidad es colaborador habitual de numerosos medios de comunicación.

La obra de Eduardo Mendoza ha traspasado la barrera de los idiomas con numerosas traducciones. Está generalmente ambientada en Barcelona y que se inició con la publicación de la novela La verdad sobre el caso Savolta en 1975, muestra un estilo en el que se fusionan elementos propios de la novela gótica, la ciencia ficción o la novela negra, así como un particular sentido del humor, la sátira y la parodia. Esta primera novela, que cumple cincuenta años este 2025, está considerada por la crítica como la primera novela de la Transición española y tuvo un enorme éxito.

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