Un 18 de febrero, pero de 1978, ardía la residencia de verano de los Franco, el Pazo de Meirás. Con el fuego se perdieron documentos claves de las entrañas del franquismo, de la guerra civil y la actuación del propio Franco, decisiones de los sucesivos gobiernos, diarios personales e innumerables informes secretos. El siniestro, que casi cumple el cuarto de siglo, siempre ha estado lleno de enigmas y elucubraciones. La residencia de verano de los Franco e icono inmobiliario de su poder absoluto, ardía llevándose numerosa y valiosa información. Centenares de carpetas, legajos o notas manuscritas fueron pasto de las llamas. En concreto el incendio se cebó en el salón donde se celebraban durante el estío vacacional los Consejos de Ministros así como las dependencias y habitaciones privadas. Solo quedaron las cenizas.

“Un resplandor rojizo”

La familia Franco S.A., un esclarecedor libro del gran investigador de la fortuna y procedencia de la saga, Mariano Sánchez Soler, revela que eran las once de la noche cuando el guardia del Pazo de Meirás vio desde su ventana “un resplandor rojizo que iluminaba los contornos del palacete mientras las llamas escapaban por la balconada del primer piso”.

Sánchez Soler detalla en su obra que ardieron, y por tanto desaparecieron, “documentos decisivos sobre la ascensión del Generalísimo al poder, diarios personales e informes secretos sobre la restauración de la Monarquía, en un momento en el que la opinión pública debatía si los papeles de Franco eran propiedad privada o patrimonio de todos los españoles”

¿Qué papeles se llevó el fuego? ¿A quién benefició su desaparición?

Las preguntas que en ese momento -y aún perdura- cabrían hacerse son ¿Qué podría haber en aquellos papeles y documentación que pudieran esclarecer aspectos ignotos de la guerra civil, de la dictadura o de las decisiones de los sucesivos gobiernos? ¿Hubo algún responsable de un siniestro que se llevó para siempre datos e informaciones esenciales sobre el franquismo y la política de la dictadura? Téngase además en cuenta la “oportunidad” del incendio porque eran fechas en las que un sector de la clase política reivindicaba que los papeles del Pazo pasaran a ser públicos y propiedad del Estado, con lo que ello conllevaba de desvelar secretos y conocer claves del Régimen. Y por último otra pregunta clave ¿a quién benefició la desaparición de esos innumerables documentos guardados en el pazo que mandó construir la escritora Emilia Pardo Bazán en 1893?

El 10 de diciembre de 2020, la justicia obligó a la familia Franco a entregar las llaves al Estado del pazo situado en Sada, a tan solo 18 kilómetros de A Coruña. Cerraba así un ciclo de muchos años en el que la familia del dictador convirtió la residencia en su cortijo particular. Hasta ese momento hubo toda una larga historia con hechos destacados. Uno de ellos fue este incendio que hoy cumple un cuarto de siglo y que posiblemente encierre más secretos y dudas sobre el franquismo y la familia del dictador. El fuego se lo llevó.

Nuevo revés para los Franco

Coincidiendo con este 25 aniversario del incendio, la Audiencia Provincial de Madrid ha dictado esta semana un auto archivando la querella interpuesta por la familia Franco contra la técnica responsable de conservación de Patrimonio Nacional. Esta funcionaria realizó un informe sobre la titularidad del mobiliario existente en el interior del pazo de Meirás concluyendo que “varios bienes muebles tenía su origen claramente en las Colecciones Reales Españolas y cuya titularidad correspondía, por tanto, a Patrimonio Nacional”. Los Franco pleitearon contra este informe oficial de una solvente y prestigiosa técnico y se opusieron. Ahora la justicia les quita la razón y reciben un nuevo revés pero entre ese patrimonio no aparecerán papeles, documentos, libros y legajos que para siempre se llevó el fuego en un “extraño” incendio.